viernes, 11 de marzo de 2022

Un 8-M más triste que nunca

 

Un 8M más triste que nunca

Un día como hoy todo el mundo sabe qué se celebra según marca el calendario y si alguien se despista ya se ocupan los medios de recordarlo. Y las manifestaciones en la calle de todas las ciudades. Hay ruido, golpeteo y canciones. Pancartas, discursos y celebraciones.

Pero este año no le veo yo la “gracia” a celebrar El Día Internacional de La Mujer. Hay más motivos que nunca para tomar conciencia de que la brecha de la desigualdad no termina de cerrarse sino que pugna –empujada por mentes cerriles- por volver a ser grande, ancha y enorme…como siempre ha sido.

En este país o en cualquier otro. En mi ciudad o en calles lejanas. En mi familia o en una tribu de las antípodas. En todo el mundo, allá donde haya una sociedad regida por hombres, con leyes hechas por los hombres y bajo el manto de una religión que tan solo tiene “sacerdotes”, la mujer seguirá siendo una ciudadana de segunda…o de ínfima clase.

Aquí, en la parte occidental del mapa, no estábamos tan mal en comparación con otras latitudes patriarcales y manifiestamente machistas. Podíamos respirar –e incluso presumir- de haber conseguido algunos logros o ser depositarias de algunas concesiones. Condescendientes y a regañadientes para cumplir cuotas o limar asperezas, pero avanzando aunque fuera pasito a pasito.

Pero se declara una guerra cercana y todo se vuelve patas arriba. De repente son las mujeres las que copan las portadas y llenan de imágenes espeluznantes nuestras retinas acomodadas en el sofá de la sala. No son mujeres “amazonas” luchando bravamente para salvar a su pueblo. No.

Una vez más son mujeres huyendo de las bombas, de la barbarie, con sus hijos de la mano, apoyando a sus ancianos, poniendo a salvo “lo que queda de la tribu”. Ellas salvarán lo que los hombres están destruyendo. Correrán despavoridas –sin soltar a los más débiles- llevando con ellas la esperanza de la familia, del amor, de los sueños que una vez tuvieron.

Y nosotras, las mujeres que les vemos huir, sentimos una empatía que duele en lo más profundo. Quisiéramos ser solidarias, abrir el corazón, la puerta de casa, acoger, apoyar y ayudar a nuestras hermanas que, muertas de miedo, siguen corriendo con sus hijos de la mano.

Las guerras las hacen los hombres y las sufren las mujeres. Como siempre, las más débiles se transformarán en el pilar granítico que resistirá para, cuando se disipe el humo de la última bomba, hacer resurgir el grito de la vida. Sin esperanzas, pero será vida.

No se me ocurre qué celebrar hoy, sinceramente. Si acaso, cantaría o rezaría por todas ellas, las que sufren, las que huyen con sus hijos, mis hermanas.

Luna Santa – Despierten Mujeres (Video Oficial) – YouTube

Felices las felices.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

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