martes, 31 de diciembre de 2013

Buenos deseos




Hoy se acaba el año y es luna llena. Bonita conjunción para encomendarse a los dioses, elevarles una pequeña plegaria y de paso pedir un par de deseos.


Yo tengo buenos deseos para el año entrante:

Deseo ocuparme más de mi propia vida y preocuparme menos por la de los demás.

Deseo escuchar atentamente a la niña pequeña que vive en mi interior y menos la algarabía circundante.

Deseo seguir mirándome al espejo sin torcer el gesto.

Deseo que todo lo bueno que pueda conseguir se contagie a quienes me rodean
.



Y como tan sólo depende de mí misma la realización de estos sencillos –o no tan sencillos- deseos, ya me he puesto contenta.


FELIZ ENTRADA DE AÑO PARA TODOS.

Con Cariño y energía positiva,

LaAlquimista.


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* Post escrito el 31 de Diciembre de 2009. ¡Qué poco han cambiado mis deseos...afortunadamente!

Copos de nieve




Cuando nieva se para el tiempo al otro lado de la ventana; el cielo se convierte en un lienzo de blancos imposibles, el monte funde sus verdes oscuros con grises claros inventados, como si un pintor ungido por el don divino pariera una paleta de colores inefables hasta llegar al blanco roto del manto níveo.

Cuando nieva se para el tiempo en este lado de la ventana; nada puede hacerse excepto inventarse frente al cristal, aprehender el momento en un único pestañeo, dibujar un corazón desvaído en el vaho , sentir y no pensar, ver nevar.

Ese tiempo detenido con la mirada perdida, sintiendo o tal vez recordando otros tiempos, otras luces, otras nieves menos frías. Uno tiende a abrazarse y sujetar el calor, levantar la vista hacia lo alto, lanzar un suspiro hacia lo lejos, ahogar un quejido hacia lo hondo.

La nieve marca el umbral entre la felicidad y la melancolía, la lucha entre el cálido cuadro hogareño y el paisaje helado que también alberga el corazón.

Ver nevar estando solo es de lo más triste que hay.

En fin.
LaAlquimista


Dos minutos de poesía.-

El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que en verdad siente.

Y quienes leen lo que escribe,
en el dolor leído sienten,
no los dos que el poeta vive
sino sólo aquél que no tienen.

Y así por las vías rueda
entreteniendo a la razón,
el tren de juguete con cuerda
al que llamamos corazón.

(Autopsicografía. Fernando Pessoa)
Fotos. C.Casado

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La esperanza es lo último que se pierde


Ya me gustaría a mí saber quién dijo esa tontería que tan sólo sirve para situaciones extremas y según y cómo.

¿Quién puede seguir teniendo la esperanza de que el ser humano cambie para que el mundo cambie? Hace treinta años éramos jóvenes llenos de ilusión que creíamos en un mundo digno, coqueteábamos con la utopía y lo anarco, nos llenábamos la boca y el corazón de frases y conceptos grandilocuentes y supuestamente hermosos.

Y en el transcurso de los años hemos visto cómo se iban cayendo una a una las hojas del árbol de la esperanza. Murieron unas guerras y nacieron otras. Prescribieron unas políticas y surgieron otros desmanes. El mapa cambió su geografía y con otras fronteras comenzaron nuevas locuras y violaciones. Quisimos unificar los pueblos y ahora hay un caótico babel en el que pocos se entienden y se desprecia al que ha llegado el último aunque lo necesitemos.

No, yo no quiero engañarme ya. Que estoy próxima a la edad de tener nietos y tengo que prepararme para no contarles cuentos como me los contaron a mí. Mi abuela me decía desde su taza de chocolate caliente: “ya verás, ya verás cómo todo esto se acaba y el mundo cambiará”. La pobre tenía la esperanza de que al haber acabado los cuarenta años de dictadura y opresión, resurgiría un mundo, unas gentes, una juventud –yo, nosotros- que viviríamos en la esperanza de un mundo mejor.

Claro que el mundo ha cambiado desde que mi abuela vivía con esa esperanza. Pero a peor, y me alegro de que ella no lo haya visto. Era muy sensible, mi abuela.

En fin.

LaAlquimista.

Foto: C.Casado -Enfermos en Lourdes-

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lunes, 30 de diciembre de 2013

¿He cumplido mis deseos de 2013?

 

He rescatado del archivo correspondiente el post que publiqué ahora hace un año, dando la bienvenida al que ya se agota. Hago un “corta y pega”:

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Deseos para el año 2013
“Deseo ser justa conmigo misma, no castigándome en exceso ni premiándome cuando no me lo merezco.
- Que no me huya el respeto a mi propia dignidad.
- Que mis oídos escuchen lo que me tengo que decir.
- Que mis ojos vean lo que necesito ver.
- Que mis manos no se cansen de acariciar.
- Que mi boca aprecie los dones recibidos.
- Deseo que mi cuerpo siga hablando con mi mente
- Que mi mente esté atenta a las llamadas de mi espíritu
- Que mi espíritu haga buenas migas con mi cuerpo
- Que no se vayan antes que yo mis seres amados
- Que el dolor que me llegue no se convierta en sufrimiento
- Que la luz que brilla en mi interior se transforme y no se apague   nunca.”
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¿Qué puedo decir sobre el trabajo realizado, el esfuerzo invertido y los fallos que he cometido? Repaso uno a uno –una y otra vez- los doce puntos deseados y siento que volvería a hacer la misma lista de deseos en estos momentos, que no han aparecido nuevas inquietudes, ni penas, ni males, ni angustias que modifiquen mi sentir. ¿Me he castigado en exceso haciéndome duras críticas por mi forma de ser como era mi costumbre? ¿He hecho trampa colando por la “manga ancha” lo que no terminaba de agradarme?

Por encima de cualquier otra consideración, -que no por ello menos importante- este año que termina ha supuesto un paso adelante en el conocimiento de mí misma; he hurgado en mis orígenes, he puesto sobre la mesa los estratos de mi personalidad y realizado una exhaustiva y a veces dolorosa limpieza interior. Poco a poco siento que estoy más a gusto conmigo misma, con el lugar que ocupo en la órbita de mi entorno relacional y que me acerco cautelosa e inevitablemente a la linde del sendero que lleva al tan ansiado reino de:”No importa qué piensen los demás”.

Este año que termina he cumplido sesenta de vida. ¡Se dice pronto! ¡Oficialmente soy una “adulta mayor”! Y dentro de nada me llamarán “vieja” con pleno conocimiento de causa aunque se me pongan los pelos tiesos de la sorpresa indeseada… En realidad, no da lo mismo tener una edad que otra, faltaría más, cuánto más hay por detrás menos queda por delante y la vida es bella (¿lo he dicho alguna vez?) digan lo que digan los agoreros instalados en sus depresiones y cinismos varios. A mí no me interesa ese tipo de vida sino esta otra que he elegido llevar con plena libertad y sin coacciones por parte de nadie.

¿Qué deseos tengo para el año 2014? En realidad serían los mismos que los que me han acicateado el año 2013, sólo que tengo que afinar un poco más –siempre un paso más- en conseguir que mi paz interior deje de ser vulnerable a estímulos externos indeseados y/o incomprensibles.

Porque seguirá habiendo gente que no me quiera, algunos incluso que me deseen algún mal, y ante esa inevitabilidad que de mí no depende, no puedo hacer otra cosa que buscar en mi interior el espacio silencioso desde el que no se escuchen las voces irritantes e irme a pasar ahí dentro temporaditas de descanso cuando sea menester.

¿Me falta algo que necesito para ser feliz? Pues la verdad es que…NO. O por lo menos no me falta nada que me tenga que venir desde afuera, ya pasó el tiempo de buscar en el lugar equivocado, ya acabaron afanes por tener y no queda más que el sencillo afán de SER.

Y como decía el Maestro al Pequeño Saltamontes:

-“¿Vivir? Es fácil si lo haces fácil y difícil si lo haces difícil.

En fin.

Que os siga viendo por aquí doce meses más por lo menos…

Mucho amor y más bendiciones para todos.

LaAlquimista

 

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domingo, 29 de diciembre de 2013

¿Por qué desbordan comida las mesas en Navidad?

¿Por qué desbordan comida las mesas en Navidad?

2013 DICIEMBRE 23
por Cecilia Casado

 

Echemos la vista atrás. En los años 50 del siglo pasado, España estaba todavía padeciendo los coletazos de una post-guerra durísima. Al pueblo llano le faltaba de casi todo y, tan sólo con cuentagotas, los más esforzados trabajadores o los que menos escrúpulos tenían, eran capaces de sacar adelante a aquellas familias –casi siempre numerosas- que demandaban ropa, calzado y tres comidas diarias así que se gastaba lo justo en lo estrictamente necesario. Los lujos eran la televisión (en blanco y negro por supuesto) y un utilitario para los más favorecidos. Nada de marcas en la ropa ni de caprichos maleducadores para los hijos. La cultura, como siempre, bajo mínimos, pero había prioridades absolutamente definidas; se vivía –mal que bien- en los peldaños bajos de la pirámide de Maslow.

Otro lujo-para los días de fiesta- era la comida. No el foie fresco y las angulas y las ostras; no la calidad y las delicatessen, que quedaban para las casas pudientes, sino la CANTIDAD. Eran tiempos en los que un pollo era manjar, hacía furor la sidra achampanada, los langostinos todavía no se habían socializado  y la costumbre era que las amas de casa –pobres etxekoandres- estiraran el presupuesto navideño llenando la mesa con muchísima comida, signo incuestionable, al fin y al cabo, de que se celebraba la fiesta “como Dios manda”.

Fueron los tiempos en los que nuestros padres –supervivientes ahora con más de ochenta años-, tenían todavía el recuerdo de una guerra en la que faltó de todo lo primordial y sobró de todo lo innecesario. Algunos pasaron verdadera hambre y la mayoría recuerda aún –setenta años después- el pan duro de la merienda y el lujo que podía llegar a ser una pizca de chocolate.

Y esa tradición de excesos sobre el mantel se ha ido pasando de madres a hijas (siempre en lo femenino, me temo) como si fuera una costumbre navideña empapuzarse de comida, ahora que ya no hay post-guerra con “mercado negro” de alimentos y los colmados rebosan comida en todos sus escaparates. Es algo más fuerte que la propia inteligencia y sensatez de la edad adulta, una especie de “coletazo atávico” que impulsa a sacar a la mesa platos y más platos que, obviamente, nadie termina de comer y contra los que se protesta con poca eficacia y mucho gesto de hastío.

¿Qué impulsa a una buena mujer a pasarse HORAS y más horas en la cocina haciendo croquetas, rellenando mejillones, preparando huevos duros con cosas raras dentro y fritangas variadas? Y poner sobre la mesa platos con jamón y embutidos variados, espárragos “dos salsas”, langostinos a tutiplén y pimientos del piquillo rellenos de lo que sea. Luego un caldito para hacer sitio y templar el estómago… y una cazuelita de gulas con gambas.

Entonces es cuando aparece lo absurdo, lo escandaloso –justo cuando ya nadie tiene más ganas de nada-: las fuentes con grandes pescados o solomillos con patatas fritas; incluso cabritos o cochinillos que pueden producir alucinaciones a los comensales ya ahítos, estragados sus estómagos.

De postre han hecho compota y está espesa, potente, riquísima…pero desperdiciada con tanto abuso preliminar. Se sacan los turrones, mazapanes, polvorones, mantecados y demás parafernalia que tan sólo puede consumirse, poquito a poco y a lo largo de las horas de sobremesa, empujada por cava o licores extraños de alta graduación. Café no, que quita el sueño… Infusiones, no hay, qué pena.

Al día siguiente, durante la comida de Navidad o de Año Nuevo, se sacan las sobras aprovechables y algún nuevo plato que se ha cocinado con cansancio : un corderito, unas chuletas o unas más ligeras kokotxas o una cazuela de merluza en salsa verde. Un desatino más.

No estoy exagerando aunque –y no sé si es una queja o un alivio- en mi casa nunca ocurrió una cosa así puesto que mis padres eran frugales y nada dados a las estridencias gastronómicas; digamos que preferían la calidad a la cantidad y no sé si me hacía mucha gracia, pero fue lo que me tocó vivir.

Mañana empieza otra vez el ciclo imparable de las mesas rebosantes, abarrotadas de comida para llenar las panzas de personas que, nunca más y desde hace lustros, han vuelto a sufrir hambre o escasez de alimento.

¿Hay quien pare esto? ¡Por supuesto que sí! Precisamente nos toca a nosotras –me temo que en femenino- las mujeres de más de cincuenta años que invitamos a los seres queridos a compartir nuestra mesa, aportar la solución de una vez por todas.

Propuesta de Menú Navideño.

-Un par de entremeses sencillos y sanos, que no pasen por sartén ni contengan añadidos químicos.

- Caldo o sopita que seguro que entra muy bien.

- Verdura de la época: cardo con jamoncito, unos espárragos rellenos (aunque sean de bote), un pastel de espinacas con bechamel o de puerros con gambas, un hojaldre de hongos o de setas…¡Hay tanto donde elegir!

-Y de plato fuerte, algo que no sea “fuerte”: una cazuela de kokotxas con almejas o merluza con patatitas al horno o unos langostinos “borrachos” (receta especial de este blog).

-Postre: Compota o macedonia de frutas. Y dulces…¡allá cada cual con su analítica!

-Para beber…poco y bueno o a ser posible MUY BUENO. E infusiones.

-Y mucho amor, mucho cariño, mucha alegría y respeto y generosidad.

Espero y deseo que mis sugerencias sirvan para algo bueno…y si no pues…¡bicarbonato del más barato.!

En fin.

Amores y bendiciones.

LaAlquimista

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Aprovechar la Navidad para ser coherentes

Crecimiento personal. “Aprovechar la Navidad para ser coherentes”

2013 DICIEMBRE 20
por Cecilia Casado

Estamos a veinte de Diciembre y la gente ya lleva un par de semanas empezando a sufrir con anticipación ante la perspectiva de unas fiestas navideñas no de su agrado. Ya se oyen, por aquí y por allá, voces nada comedidas con la queja de todo lo malo que les va a ocurrir en el transcurso de esas cuchipandas familiares a las que, desagradecidos ellos por tener familia, irán obligados, de mal humor y con toda la hipocresía del mundo a cuestas.

Es éste –para quien así se sienta- el “momento de oro” para poner las cosas en su sitio. Una oportunidad que sólo se da una vez al año para dejar de hacer el paripé y, sobre todo, para regalarse un poco de coherencia y dar un pequeño pasito en pos de esa “realización personal” que, mal que bien, casi todos vamos persiguiendo aunque le llamemos de otra manera.

La pregunta del millón no es más que una y sólo una. “¿Quiero REALMENTE hacer esto?” Y no hay más cera que la que arde, porque si la respuesta es “NO”, pero le añadimos un “Pero…” ya estamos haciendo trampa y engañándonos a nosotros mismos.

Quiero decir que se puede correr el riesgo de tergiversar la propia expresión de nuestra VOLUNTAD –a la cual tenemos todo el derecho del mundo a respetar- aduciendo que…”es que lo hago por los niños…o por mi padre o por…quien sea”. Creemos que la verdadera satisfacción es hacer felices a otras personas porque se nos ha metido en la cabeza que “esas otras personas” lo necesitan. Igual deberíamos preguntar y sorprendernos ante la respuesta…

Uno no es mejor persona por el hecho de aceptar los deseos de los demás por encima de los nuestros propios. Ni es sano ni lo aconsejan en ninguna parte. Excepto quienes predican un amor desinteresado y sublime en fechas manipuladas en el calendario y… ¿el resto del año? Pues poco, casi nada o nada en absoluto.

¡Cuánto más saludable y más honesto expresar con libertad el propio deseo y hacer valer la voluntad de NO SER HIPOCRITA!

Y no hace falta sacar ampollas, ni decir palabras que duelan; tan sólo ser sincero, expresar lo que en el fondo se siente, con humildad pero con asertividad.

Algo así como: -“Mira, tú ya sabes que cuando nos juntamos todos salen muchas asperezas, así que he pensado que este año podíamos probar a hacerlo diferente. Sin acritud de ningún tipo…¿Qué te parece si cada uno pasa las fiestas en su casa?” . Y aquí paz y después gloria.

Así que cuando alguien venga a intentar desahogarse en mi hombro con sus cuitas navideñas…le apartaré con mucho cariño, le ofreceré una de mis mejores sonrisas y le preguntaré: “¿Cómo vas a pasar las navidades, bien o en familia?”. Y espero que me acepten el chiste.

Es que resulta un poco extraño llenarse la boca con ideas y conceptos aparentemente válidos o perfectos y en los actos concederse “manga ancha”. El “haz lo que yo digo y no lo que yo hago” debería estar pasado de moda; porque hay que tener la valentía de dar la espalda a la hipocresía –en cualquier época del año- y , en estas u otras fechas, reunirse UNICAMENTE con aquellas personas con las que nos une el cariño, el respeto y las ganas de compartir.

Los que sean cristianos pueden celebrar el nacimiento de Cristo. Los que estén amorosamente unidos a sus familias que compartan el pan y la sal. Y los que no sean ni lo uno ni tengan lo otro que recuerden siempre que el auténtico amor está dentro de uno mismo y es buena compañía la propia para celebrar la vida y el amor. Un binomio que funciona en cualquier época del año.

La vie est belle!

LaAlquimista

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La mejor loteria, la salud

“La mejor lotería, la salud”

2013 DICIEMBRE 26
por Cecilia Casado

 

Es esta una frase más vieja que el hilo negro. Se la estuve escuchando a mi amoña Julia una vez al año durante tantos como soy capaz de recordar y la reservaba para el día 23 de Diciembre, con el periódico extendido encima de la mesa del comedor, y después de haber comprobado –como todos los años- que las diversas participaciones que jugaba en la Lotería de Navidad habían quedado en pura ilusión de papel mojado. Entonces ella soltaba su “perla cultivada” y yo pensaba que menuda simpleza propia de…amoñas.

Pues resulta que, justo hace tres días, fui yo misma la que me quedé sorprendida, envuelta en un déjà vu, al escuchar después de tantos años esta frase…¡de mi propia boca!

Ahora ya no hace falta esperar al día siguiente para ir rastreando sobre el papel los números premiados y buscando “la pedrea”; basta con un clic en Internet y ya sabemos que…seguimos siendo igual de pobres que unas horas antes; o un poco más porque no vamos ni siquiera a recuperar el dinero jugado y puede que alguna ilusión haya fenecido de apoplejía ese mismo día.

De repente me di cuenta de que no sólo me estaba auto-consolando por el hecho de haber vuelto a tirar 60€ a la basura (un décimo de regalo para cada una de mis hijas y otro para mí) sino que REALMENTE creía en lo que estaba diciendo. Mi hija pequeña me miró con cara de…¡con la misma cara que yo le ponía a mi abuela hace cuarenta años!

¡Qué regalo tan maravilloso poder despertarse cada mañana sintiendo que no duele nada! Desayunar sin tener que echar píldoras en el té, ni apuntalarse la jornada con medicamentos diversos. Poder agacharme sin que me cruja todo si veo un euro en el suelo y recogerlo. Llevar las bolsas de la compra en plan “mula Francis” con bastante naturalidad; bajar las escaleras a pie –y son diecisiete pisos- cuando hayoverbooking en los ascensores y tengo prisa y llegar abajo con las pulsaciones superando cualquier límite permitido y…tan feliz.

Justo el otro día hablábamos de la salud física con un grupo de amigas de mi quinta más o menos. Eran ellas las que se manifestaban en sus dolores varios y parcheos diversos y yo callaba por aquello de que no me parecía correcto vanagloriarme ¿? de mi buena salud (toca madera) mientras ellas estaban dolientes y condolientes. La más lista de todas me miró y me dijo: -“claro, tú te callas porque tienes una salud buenísima y no has tenido que sufrir nada en la vida, como nosotras”.

Me callé, claro está. Pero pasado el tiempo de seguridad –ése que siempre empleo antes de manifestarme en alguna cuestión que puede levantar ampollas, pedí la palabra y les dije, que sí, que tenían razón, que yo no sufría males físicos, pero que los males “de otro tipo” que había sufrido durante muchísimos años de mi vida servían para compensar la bonanza actual.

Derivó la conversación sobre la influencia que la felicidad tiene sobre el cuerpo, es decir, si una persona feliz y en paz consigo misma, ahuyenta la enfermedad –la psicosomática supongo- o si, por el contrario, gentes torturadas internamente por heridas del pasado no cerradas o que alimentan rencor y rabia en su interior, son más proclives a padecer malestares físicos.

¿Existe una relación directa entre la infelicidad y el desequilibrio biológico? ¿Y de ahí pasar a la enfermedad? Cada una teníamos nuestra opinión porque, como suele ocurrir habitualmente, cada uno cuenta la feria según le va en ella. Y no puedo aquí contar los casos particulares ajenos por respeto y discreción, así que no me queda más remedio que hablar de mi propia experiencia.

Tengo la costumbre de decir que “no me duele nada porque soy moderadamente feliz”; esto puede ser una boutade de las mías o una gran verdad, según las ganas que tenga uno de polemizar. Volviendo la vista atrás, constaté sin duda alguna, que los desequilibrios corporales que me aquejaron se correspondían fielmente a desequilibrios internos, afectivos, anímicos y de falta de autoestima.

Es decir: un quiste en los ovarios coincidió con un divorcio traumático. Un tumor en el pecho se me presentó en el transcurso de una relación afectiva dolorosa y cruel. Las molestias gástricas que padecí durante años y años iban parejas a desencuentros familiares de gravedad.

Luego, como siempre sucede en la vida, todo pasó. Y solucionado lo emocional se curó definitivamente lo físico. ¿Casualidad o causalidad? A mí me da exactamente lo mismo porque lo que me importa es el aquí y el ahora, la paz interior y el proceso de autorrealización en el que estoy inmersa.

Así que, ahora puedo decir, como mi querida amoña Julia…”la mejor lotería, la salud”. Y sigamos jugando…

En fin.

LaAlquimista

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Libros navideños.¿No sabes cuál regalar? Yo te ayudo...

 

 

 

¿Quién necesita otra pashmina más, otros pendientes, otra colonia, más corbatas…? ¿No sabes qué regalar a tu cuñado el graciosillo, a tu sobrina que tiene de todo o a tu suegra que “no necesita nada”? ¿Te apetece un libro al que le has echado el ojo? ¡Regálaselo a tu marido y así lo lees luego tú… ¡ ¿Y a tus hijos? Demuéstrales que te interesa la cultura, la literatura y los libros de tapa dura.

Ahora en serio: estas Navidades, por favor, regala un libro aunque sea…¡sólo uno…y a ti mismo!

Aquí os cuento lo que he leído desde el comienzo del otoño. No es mucho ni todo bueno, pero lo comparto por si a alguien le apetece cotillear un poco. Y me ofrezco también para asesorar personalmente a quien me escriba y necesite ayuda para elegir un buen libro para regalar. Ahí queda eso. Felices lecturas para todos.

¡Ah! Y no olvidemos que la librería del barrio necesita mucho más de nuestra cooperación que la gran librería (multinacional o no). Adoro esas librerías donde son capaces de ayudarte a elegir un libro o, simplemente, en cuanto entras hay alguien que te dice: “Buenos días…¿le puedo ayudar en algo?”

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Lecturas livianas: (para pasar el rato y sin que inviten a la reflexión profunda)Aquí también se incluyen los “fiascos” literarios con los que he tenido que pelear. (Ver puntuación)

“Los vigilantes del faro”  de Camilla Lackberg. Un thriller más de la famosa autora escandinava. Quizás no sea de lo mejor que ha escrito, la trama es complicada, pero se deja leer..…                            6/10

“Los ríos de color púrpura”  de Jean Christophe Grangé. Una novela intrigante y muy negra (y roja). Dicen que es su mejor obra, pero no me ha atrapado como otras del autor. No creo que haya que empezar por ella para seguir su estilo.                                     6/10

“La magnitud de la desgracia” de Quim Monzó. Un hombre tiene una erección perenne y sabe que va a morir de ello. ¿Cómo invierte las 7 semanas que le quedan de vida..? Mordaz y divertido.       6/10

“Castillos de cartón” de Almudena Grandes. Relectura después de varios años. Una historia no demasiado creíble sobre un trío joven y amoroso. Cosas de los veinte años. Juventud olvidada.               6/10

“Cineclub de David Gilmour. La historia de un padre que permite que su hijo abandone el Instituto a cambio de ver tres películas de culto a la semana. Pequeña gozada para cinéfilos…                     7/10

” Pasiones insólitas” de Concepción Calleja. Historiquetas de pasiones femeninas, sacadas de los libros de historia pilladas por los pelos. Poco fuste.                                                    5/10                               -                                   

” El vuelo de las cigüeñas” de Jean Christophe Grangé. Incursión al Africa negra y al oscuro corazón. Lectura lenta de 200 páginas que lleva a un sprint final de escritor cuyos personajes no saben cómo terminar la novela para que no sea interminable.                       6/10

” Sociedad negra” de Andreu Mrtin. Un buen thriller. Un buen escritor. Ficción en la que China compra por 5.000 millones de euros la deuda de España. ¿Visionario o augur?                                  7/10

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Lecturas enjundiosas: (que ayudan a incrementar el acervo cultural a la vez que estimulan el intelecto)

“En mares salvajes” de Javier Reverte. (No confundir con Pérez Reverte, nada que ver) La aventura del descubrimiento del Paso del Noroeste a través del Océano Glaciar Artico. Un viaje que no me ha dejado fría…                                                                         7/10                                                      

El libro de la Navarra Perdida.”  De Pello Guerra. Siglo XVI. Navarra sigue luchando contra la dura represión que las autoridades ejercen contra quienes luchan y no renuncian a la parte del reino que Fernando el Católico les había arrebatado. Historia novelada.    7/10

“Un rey sin diversión” de Jean Ginou. El mejor “clásico” francés de la descripción. Un descubrimiento;más vale tarde que nunca.    6/10

“Extraviadas ilustres” de Ana Mª Moix. Pequeñas e intensas historias de mujeres tomadas –en su tiempo- por locas. Lamentablemente se queda en lo anecdótico.                           6/10

“Bueno, me largo  de  Hape Kerkeling. Un alemán, cómico famoso, emprende el Camino de Santiago. Remembranzas de mis tiempos de peregrina, anécdotas creíbles e increíbles. Apto para quienes hayan hecho el Camino y deseen descansar en 400 páginas…              8/10

“Bellísimas personas”  de Andreu Martin. Novela negra, oscura y accesible a la vez. Muy bies escrita y actual por la anulación de la “Doctrina Parot”.                                                                     7/10

 “Mediterráneos” de Rafael Chirles. De Alejandría a Estambul, pasando por Valencia y Venecia. Un poético viaje por un mar que tiene más gloria pasada que honor presente.                             7/10

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Lecturas con peso específico: (para sustraerles la sustancia a base de neuronas)

SER. Curso de Psicología de la Autorrealización”. De Antonio Blay. Lectura pausada, reflexiva. Un aprendizaje que parece sencillo pero que debe cocinarse a fuego muy lento, haciendo “chup chup”… Estimulante.                                                                          9/10

“Un esclavo llamado Cervantes” de Fernando Arrabal. Un lujo de libro. La historia de España de la mano de Miguel, el que vivió en un prostíbulo y nunca osó salir del armario…                                 8/10                                            

”Nueve historias de mujeres”de Maite Suñer. Doloroso y terrible. La realidad de los malos tratos. ¿Habrá habido alguna vez una mujer que se librara totalmente de ellos…? Demoledor.                      8/10

“Demonios íntimos” de Xavier Rubert de Ventós. Diario trasgresor y humano de un hombre que juega demasiado con la depresión desde una lucidez mental prodigiosa. Contradictorio y estimulante, arrogante y humilde, zarandeando al intelecto.                          8/10

“Platón y un ornitorrinco entran en un bar”  Thomas Cathcart y Daniel Klein. Muy bueno. Filosofía divertida para poder digerir la filosofía que NO es divertida.                                                    9/10

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* La puntuación es fruto de una opinión personal que no tiene más valor que el que uno le quiera dar…

LaAlquimista

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Si estás harto de tu pareja...


Si estás harto de tu pareja, quédate solo.
Si no quieres quedarte solo, intenta aguantarla.
Si no consigues aguantarla, procura mirar hacia otro lado.

Y cuando mires hacia otro lado, verás:

Que hay otras mujeres hartas de sus hombres.
Que hay otros hombres hartos de sus mujeres.


Y si crees que ahí está tu solución, prueba con una de esas personas que están hartas de su pareja y dentro de un tiempo estaréis hartos el uno del otro.

Si estás harto de tu pareja, haz una lista de los reproches que le harías y luego ve tachándolos según vayan coincidiendo con los mismos defectos que tú tienes.

Si estás harto de tu pareja, observa con cuidado cómo ella te mira con la misma mirada crítica con que le obsequias tú.

Si estás harto de tu pareja, no la dejes; probablemente ella esté tan harta de ti como tú de ella y en esa igualdad se puede malvivir hasta el fin de los días.

Y si no eres tonto, te darás cuenta enseguida de que tan sólo existe una manera de romper el círculo vicioso en que se ha caído.

No creo en sacrificios, cesiones y concesiones. Uno sólo debería vivir con quien nos ayuda a evolucionar y con quien compartir la felicidad.

El amor tan sólo es eterno mientras dura. (Sin chistes)

En fin.

LaAlquimista.

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Videntes, Mediums y otras hierbas



Ayer acompañé a un amigo a visitar a un médium, o quizás fuera un vidente, no sé diferenciar muy bien, pero el caso es que quien solicitó mi compañía no las tenía todas consigo. A mí no se me ocurrió decir nada, -soy racionalista en extremo- y me limité a hojear las revistas de la sala de espera mientras en otro cuarto se celebraba la consulta. Había un ambiente como de ocultación, tal parecía que estábamos haciendo algo ilegal (bueno, si es dinero no declarado a Hacienda es ilegal ¿no?), el negocio no estaba a la vista sino detrás de una tapadera. Obviamente pensé que mi amigo estaba pagando por una tontería y decidí que ya le echaría la bronca una vez terminara “la sesión”.

Al cabo de aproximadamente una hora reapareció con una sonrisa de oreja a oreja. Tal era su cara de satisfacción que se me contagió de alguna manera su contento y le propuse ir a tomar una cervecita mientras me contaba lo que se pudiera contar. –supuse que al haber solicitado mi compañía era porque me iba a hacer su confidente también.- Y así fue. Escuché atentamente durante mucho rato lo que me contó. Abrí la boca en varias ocasiones y la volví a cerrar sin decir nada; me escandalicé un par de veces y me estremecí otro par, mientras se me ponían los vellos de punta.
En definitiva, el médium supo exponerle en los primeros minutos todos los avatares de su vida pasada, le dijo a la cara el secreto mejor guardado, le enumeró los enredos y problemas de su presente y le ofreció la opinión de los guías espirituales con los que, supuestamente, había entrado en contacto en el transcurso de la sesión para reconducir su vida fuera de los caminos de la duda y la infelicidad.

Fue tan contundente el aluvión de datos –todos ciertos- , que mi amigo se vio obligado a abrir su mente, dejar de lado el escepticismo y la lógica cartesiana y decidir seguir los consejos del intermediario cósmico/espiritual.

Ahora tan sólo hay que esperar unas pocas semanas para ver si se cumple lo previsto y se amortiza el dinero –no poco- desembolsado.

Yo ni quito ni pongo rey y pienso como lo de las meigas,pero por si las moscas ya he pedido hora para dentro de un par de meses…porque a cierta edad más vale prevenir que lamentar.

En fin.

LaAlquimista

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