Las once de la noche es la hora límite para decidirse; es la hora justa en que el cuerpo demanda el descanso merecido y el momento exacto en que se le puede hacer un guiño para regalarle algo, lo que sea. Ayer, una hora antes de la medianoche, volví a casa después de seis días por tierras londinenses. El taxista que nos trajo desde el cercano aeropuerto se sorprendió de lo apartado, discreto y silencioso del lugar mientras mi hija y yo nos mirábamos cómplices. En un abrir y cerrar de ojos, dejamos las maletas, cogimos nuestro coche y nos fuimos a buscar a Elur a casa de nuestros amigos, que dormía, angelico, sin saber que no le habíamos abandonado…
Por el camino, comenzó a fraguarse una de esas tormentas mediterráneas que nacen en las montañas y adornan campos y costa con su parafernalia de luces imposibles, espectáculo gratuito y hermoso de la naturaleza que compensaba con su resplandor intermitente la ausencia de luces en el jardín y en la piscina. Bajo la mirada sorprendida –y de nuevo cariñosa y entregada- del perrillo que no ha dejado de querernos en estos días pasados-dejamos en el agua oscura y fría el cansancio del viaje y procedimos a reiniciar el programa “vacaciones en el otro mar” que habíamos cambiado por“escapada a Londres”.
Volver a casa…!qué inefable y magnífica sensación! El olor del aire, dulzón y penetrante hasta la médula de los huesos que se había enfriado con la humedad y los vientos del Támesis. La temperatura ambiente, acogedora, casi de útero materno, para calentar los huesos que han estado envueltos en ropa de lana en los albores de un verano que en la isla de su majestad británica empieza un mes más tarde que en nuestra tierra.
Volver a casa y comprobar con satisfacción que la vida ha seguido sin nosotros pero que vamos a poder volver a subirnos a ese tiovivo cuya música y cadencia nos protege de tanta agresión extraña. El tiempo suspendido y el alma en paz reencontrando nuestro sitio, nuestro espacio, preservado mágicamente por algún dios que ha estado velando durante nuestra ausencia.
Por si alguien desea contactar:
No hay comentarios:
Publicar un comentario