En realidad, miedo habría que tener de no cumplirlos, de quedarse en el camino, como James Dean que no dejó como recuerdo más que tres películas y una frase estúpida, sí, aquella de “Vive rápido, muere joven y deja un cadáver hermoso”. Curiosamente, todos queremos vivir muchos años, pero sin envejecer. De hecho algunos se lo toman tan a pecho que venden su piel al cirujano –que es muchísimo peor que vender el alma al diablo- y viven exactamente los años que les toca, pero haciendo el ridículo.
¿Por qué la gente tiene tanto“miedo” a la cifra redondísima de los cincuenta? ¡Si la “famosa” crisis es a los cuarenta! Por lo menos para los hombres, que es el “ecuador” del antes y el después, el punto de no-retorno que les marca psicológicamente. A las mujeres, mucho menos. Nuestro ego está sustentado sobre otros cimientos. (Por lo menos el mío, que si generalizo luego me sacan cantares).
Lo que decía. A partir de los cincuenta no hay crisis que valga, pero es un puente que hay que cruzar para darse cuenta de que, al otro lado, continúa una vida plena, satisfactoria y con menos estorbos mentales que a los cuarenta y nueve. Pero el que está temeroso de dar el primer paso –aunque sabe que le van a empujar- y comenzar a andar el último tercio, la última etapa (y esto va muy en serio) de la existencia para los que vayan a engrosar las estadísticas que dicen que se vive tranquilamente hasta los ochenta y luego…ya se verá.
Casi todas mis amigas y amigos ya han cumplido cincuenta años, como yo misma. Nos hemos ayudado mutuamente en este tránsito “mal visto socialmente” y nos hemos reído muchísimoa posteriori de todos los temores infundados que se van difundiendo como infundios por gente que habla por no callar y sobre todo por afán de fastidiar.
Hasta que llegas a esa provecta pero hermosa edad caminas creyendo que la decadencia, el deterioro y el declive va a estar presente a todos los niveles: físico, mental, psicológico. Una falacia total y absoluta. ¡Cuánta enfermedad en gente joven, cuánto dislate en personas poco maduras, cuanto trauma, dolor, perturbación a cualquier edad…! Pero si llegas a los cincuenta habiendo sido capaz de descargar la propia mochila de las piedras de las primeras etapas, si tomas CONCIENCIA de lo que significa exactamente la vida –cada uno con su significado personal-, llegar a cumplir cincuenta años no puede suponer más que un gozo en lo íntimo. Quizás no se comprenda desde fuera, pero todo es cuestión de tiempo…
A los que están a punto de dar el salto les puedo asegurar algunas cosas: que no se termina el sexo y se tienen menos prejuicios. No se acaban los sueños y la opinión ajena te importa cada vez menos. Las cuerdas que han apretado tanto en la treintena y la cuarentena se van aflojando hasta que…!se deshacen solas!
Si el camino se pisa mirando al frente y no al suelo, si se da valor a lo que el alma demanda, si la mente sigue estando en su sitio, si se escucha el mensaje del cuerpo y el de la naturaleza que van unidos, “romper la barrera de los cincuenta” es un gozo difícil de explicar. Ya me contaréis. Sobre todo porque seguimos vivos.
En fin.
LaAlquimista
Por si alguien desea contactar:
No hay comentarios:
Publicar un comentario