domingo, 29 de diciembre de 2013

Videntes, Mediums y otras hierbas



Ayer acompañé a un amigo a visitar a un médium, o quizás fuera un vidente, no sé diferenciar muy bien, pero el caso es que quien solicitó mi compañía no las tenía todas consigo. A mí no se me ocurrió decir nada, -soy racionalista en extremo- y me limité a hojear las revistas de la sala de espera mientras en otro cuarto se celebraba la consulta. Había un ambiente como de ocultación, tal parecía que estábamos haciendo algo ilegal (bueno, si es dinero no declarado a Hacienda es ilegal ¿no?), el negocio no estaba a la vista sino detrás de una tapadera. Obviamente pensé que mi amigo estaba pagando por una tontería y decidí que ya le echaría la bronca una vez terminara “la sesión”.

Al cabo de aproximadamente una hora reapareció con una sonrisa de oreja a oreja. Tal era su cara de satisfacción que se me contagió de alguna manera su contento y le propuse ir a tomar una cervecita mientras me contaba lo que se pudiera contar. –supuse que al haber solicitado mi compañía era porque me iba a hacer su confidente también.- Y así fue. Escuché atentamente durante mucho rato lo que me contó. Abrí la boca en varias ocasiones y la volví a cerrar sin decir nada; me escandalicé un par de veces y me estremecí otro par, mientras se me ponían los vellos de punta.
En definitiva, el médium supo exponerle en los primeros minutos todos los avatares de su vida pasada, le dijo a la cara el secreto mejor guardado, le enumeró los enredos y problemas de su presente y le ofreció la opinión de los guías espirituales con los que, supuestamente, había entrado en contacto en el transcurso de la sesión para reconducir su vida fuera de los caminos de la duda y la infelicidad.

Fue tan contundente el aluvión de datos –todos ciertos- , que mi amigo se vio obligado a abrir su mente, dejar de lado el escepticismo y la lógica cartesiana y decidir seguir los consejos del intermediario cósmico/espiritual.

Ahora tan sólo hay que esperar unas pocas semanas para ver si se cumple lo previsto y se amortiza el dinero –no poco- desembolsado.

Yo ni quito ni pongo rey y pienso como lo de las meigas,pero por si las moscas ya he pedido hora para dentro de un par de meses…porque a cierta edad más vale prevenir que lamentar.

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:
apartirdeloscincuenta@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario