Mi vecina se ha echado novio. Divorciada desde hace más de diez años de repente la veo del brazo de un tipo madurito –como ella- con corbata y abrigo loden. –Vaya, me pienso, otra que se hace calentar los pies en invierno-.
Ayer me la encontré en el portal mientras vaciábamos compulsivamente nuestros respectivos buzones de un par de kilos de propaganda para el consumo navideño (qué desperdicio de papel, mon dieu) y le hice un guiño
- ¿Qué…, bien, no? le dije poniendo cara de gata ronroneando.
- ¿Bien? Bien fastidiada querrás decir…
Como vi que se avecinaba el desparrame verbal me senté en una esquina del magnífico sofá que la comunidad pone al servicio de las comadres para hablar de nuestras cosas y le invité a hacer lo mismo.
- Mira chica, tantos años viviendo sola (no tiene hijos), aprendiendo a comer mirando por la ventana, a cenar mirando la tele, a dormir en una esquina de la cama, a poner una lavadora a la semana, a comer mis comiditas, a leer por la noche hasta las tantas… y de repente, ZAS, la compañía, el calorcito, las risas, ejem, ya me entiendes…en fin… durante los cuatro primeros meses como críos con zapatos nuevos, pero ahora el hombre no calla, y le tengo que planchar todos los días su camisita con su canesú y la corbata a juego y la raya del pantalón, y todo lo tiene que comer con patatas fritas y riojita de crianza, que no le importa coger kilos como un loco, que ha engordado ocho desde que está conmigo, que dice que cocino mucho mejor que su ex, y por la noche la tele hasta las mil y gallo que no hay manera de leer un libro en paz, porque claro se ha venido a mi casa que dice que es más acogedora, y bueno, en fin, lo de la cama, que ya no la calienta más que a base de… (perdón, lo siento) ya me entiendes y que bueno… ¿tú sigues sola, verdad? QUÉ SUERTE TIENES, HIJA…
Y yo pongo cara de póker y le digo que sí, que sigo sola, que bueno que algo hay por ahí (digo “algo” en vez de “alguien” qué poca vergüenza tengo), pero que cada uno en su casa y Dios en la de todos y que tengo una manta eléctrica que es la repera.
Me mira, le miro, nos miramos…y nos entendemos.
En fin.
Ayer me la encontré en el portal mientras vaciábamos compulsivamente nuestros respectivos buzones de un par de kilos de propaganda para el consumo navideño (qué desperdicio de papel, mon dieu) y le hice un guiño
- ¿Qué…, bien, no? le dije poniendo cara de gata ronroneando.
- ¿Bien? Bien fastidiada querrás decir…
Como vi que se avecinaba el desparrame verbal me senté en una esquina del magnífico sofá que la comunidad pone al servicio de las comadres para hablar de nuestras cosas y le invité a hacer lo mismo.
- Mira chica, tantos años viviendo sola (no tiene hijos), aprendiendo a comer mirando por la ventana, a cenar mirando la tele, a dormir en una esquina de la cama, a poner una lavadora a la semana, a comer mis comiditas, a leer por la noche hasta las tantas… y de repente, ZAS, la compañía, el calorcito, las risas, ejem, ya me entiendes…en fin… durante los cuatro primeros meses como críos con zapatos nuevos, pero ahora el hombre no calla, y le tengo que planchar todos los días su camisita con su canesú y la corbata a juego y la raya del pantalón, y todo lo tiene que comer con patatas fritas y riojita de crianza, que no le importa coger kilos como un loco, que ha engordado ocho desde que está conmigo, que dice que cocino mucho mejor que su ex, y por la noche la tele hasta las mil y gallo que no hay manera de leer un libro en paz, porque claro se ha venido a mi casa que dice que es más acogedora, y bueno, en fin, lo de la cama, que ya no la calienta más que a base de… (perdón, lo siento) ya me entiendes y que bueno… ¿tú sigues sola, verdad? QUÉ SUERTE TIENES, HIJA…
Y yo pongo cara de póker y le digo que sí, que sigo sola, que bueno que algo hay por ahí (digo “algo” en vez de “alguien” qué poca vergüenza tengo), pero que cada uno en su casa y Dios en la de todos y que tengo una manta eléctrica que es la repera.
Me mira, le miro, nos miramos…y nos entendemos.
En fin.
LaAlquimista
Por si alguien desea contactar:
apartirdeloscincuenta@gmail.com
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