jueves, 5 de marzo de 2015

El negocio/timo de las rebajas

 
No voy a decir nada que no sepamos ya –sobre todo las mujeres-, pero me sigue llamando la atención la flagrante insidia con que nos saludan desde sus anaqueles de diseño las tiendas de ropa destinadas a hacernos creer que nos están dando duros a cuatro pesetas. Que yo no digo que no haya gangas apreciables o despreciables entre los metros cúbicos de manufactura textil que se desbordan en los comercios que son como el gobierno y la oposición: dos de los grandes con distintos nombres y los mismos collares y el resto  pequeños comerciantes que a duras penas le pueden hincar el diente al asunto. Supongo que puedes encontrar alguna prenda estupenda, sin manchas de maquillaje o rouge, con todos los botones en su sitio, sin hilachas aparentes y con las cremalleras en funcionamiento con un descuento sustancial sobre lo que marcaba la etiqueta; no lo discuto y quiero pensar que se puede obtener, pero lo que sí digo es que nos están “vendiendo” unas rebajas con la brisa fresca de la primavera justo recién empezado el invierno.

Porque a ver quién se resiste, claro, a comprarse la blusita liviana de la “new collection” o la chaquetilla de punto fino para la primavera que ya está en ciernes, ríase usted de los eslóganes de los grandes almacenes, colocada con gusto y primor al lado de los montones informes de prendas feas –o casi feas- sobrantes de “la temporada anterior”, como si de un mercadillo dominical de pueblo se tratase. Que aparecen fardos llenos de prendas impensablemente feas –y baratas- que nadie ha visto durante el otoño/invierno y vienen con la etiqueta del precio en grande y/o fosforito para hacernos creer que nos llevamos un chollo comprando por pocos euros lo que, supuestamente, valía tres veces más en el albarán manipulado del director de marketing de turno.

Pues las cosas no son así, de verdad que no. Que para obtener buenos descuentos hay que irse al pequeño comercio, ése que trabaja con márgenes de este mundo y no del espacio sideral, ése que vende el material a un precio razonable y que, en rebajas, no puede dejarlo a un 70% de su p.v.p. oficial. ¿Quiere eso decir que si un abrigo –por poner un ejemplo- cuya etiqueta marca como precio original 395€ (ejemplo real) me lo están rebajando la friolera de 276,50€? ¿Y todavía siguen ganando? Si Pitágoras no miente y pago por él 118,50€ estoy manteniendo un negocio que se lleva márgenes de… (lo dejo que soy de letras)

Y no estoy queriendo decir que las rebajas sean un timo, en absoluto, que ayer mismo me compré unas Nike Excel Air Max auténticas –hechas en Vietnam, rebajadas de su precio original de 101,50€ al sencillo y redondo precio de 50€ del ala –cuyo costo original sitúo en los 9,95$ americanos tirando por lo alto, pero en fin. Lo que quiero es decir las cosas claras para que “piquemos” lo menos posible. Las rebajas ya no son lo que eran y, excepto que le hayamos echado el ojo a algo anteriormente y comparemos ahora su precio –y su calidad- y lo podamos adquirir, el resto –o casi todo el resto- son artículos fabricados “ex profeso” para la campaña de rebajas y/o excedentes de vaya usted a saber qué fabrica allende los mares y ubicada en lejanos países exóticos donde no atan los perros con longanizas, como aquí…

Que seamos conscientes de que nos dan gato por liebre “low cost” y como hay toda una psicosis colectiva que se encargan ellos mismos de fomentar, la gente sale “de rebajas” como si fuera a la vendimia, con alegría pero por necesidad. Y no es necesidad lo que nos mueve sino consumismo puro y duro a fin de cuentas.

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien quiere contactar:



http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50

No hay comentarios:

Publicar un comentario