domingo, 31 de mayo de 2015

¿Para que sirve un "finde"?


No, no es una pregunta retórica, ni mucho menos, pues las respuestas –como se podrá comprobar- pueden ser desde variadas hasta infinitas. En nuestra cultura occidental, rica y dirigida, el fin de semana es sinónimo de tiempo de ocio. ¡Pues menuda tontería…! Porque para que unos “ocien” otros van a tener que trabajar de lo lindo, así que empecemos por ahí, tirando por tierra el sinónimo de fin de semana = ocio. De la misma manera, el palabro “finde” va ligado al concepto “descanso”. Idem de lienzo, unos descansarán cansándose vía juerga, desenfreno, bailoteos, alcohol, drogas, ausencia de sueño, montaña, deporte variado… el movimiento continuo. Y para que unos descansen otros currarán unas jornadas que empiezan después de comer y terminan antes de desayunar saltándose olímpicamente la cena y su propio descanso.

Pero la vida es así; lo que es bueno para unos es malísimo para otros y de esa forma seguimos manteniendo un equilibrio más o menos decente para que no falte la queja continua y universal: echarnos cosas a la cara es un deporte practicado en todas partes y sin federar (todavía).

Dicho esto, voy a pasar a nombrar grosso modo a los colectivos no adscritos a convenio colectivo que sufren como demonios con la llegada del fin de semana. Por este orden, que creo que es bastante acertado –y de las omisiones o errores me vais informando:

-         La gente que está sola y se deprime.

-         Los que están acompañados (mal) y se deprimen también.

-         Los que no tienen el alivio de ocho horas de trabajo que les impida pensar.

-         Los que piensan y dan vueltas a las cosas a pesar de no tener que ir a trabajar.

-         Los que se sientan delante de la televisión el viernes por la tarde a la espera de que llegue el lunes por la mañana.

-         Los que quieren quedarse en casa y les obligan a salir.

-         Los que quieren salir y no les llevan a ningún sitio.

-         Los que están –solos o acompañados-, no trabajan, no piensan y no se les ocurre hacer nada ni dentro ni fuera de casa.

En el otro “bando” está la gente que sabe ser feliz con lo que tiene y que es capaz de disfrutar lo mismo estando sola que acompañada, con un sol radiante que con un horizonte lluvioso, en cama individual o de dos por dos. Ahí debe estar el truco del almendruco, me huelo. Pero hay que seguir intentándolo… Ya me contaréis.

Feliz “finde”.

En fin.

LaAlquimista

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