domingo, 8 de febrero de 2015

Lo mental y lo espiritual ¿Pelea o pacto?




Con los tiempos que corren poca gente tiene tiempo para ocuparse del espíritu, de ese “aditamento” del ser humano que está ahí y que –antes por lo menos- servía para algo. Maslow lo explicó bien claro en el diseño de su “pirámide”: conforme el ser humano va viendo satisfechas sus necesidades básicas, tiende a escalar peldaños e implicarse en retos de otra magnitud. Así ocurría (hace ya bastantes años) que los de mi generación pasábamos por una casi “obligada” fase en la que criticábamos los valores sociales y buscábamos otros de mayor envergadura; bueno, esto no lo hacía todo el mundo, tan sólo quienes escarbaban en su interior y se daban cuenta de que había “algo más” por lo que luchar en la vida aparte de ganar dinero.

Si Maslow levantara ahora la cabeza no comprendería apenas nada; o mejor dicho: entendería a la perfección la recesión en la escala de valores del ser humano y pensaría que vivió en una época afortunada en la que conceptos como “autorrealización” tenían un profundo sentido humanista. Ahora ya cada vez queda menos de todo aquello.

Me temo que se están acabando los tiempos en los que “trascender” estaba de moda; me temo que estamos bajando peldaños a empujones, que nos dirigimos hacia un abismo creado por nosotros mismos en el que se apelotonarán virtudes y miserias con poco distingo entre ellas.

Si hay que pensar en cómo pagar la hipoteca queda poco tiempo para dedicarlo a sentirse interiormente; si el único reto consiste en que no se vacíe del todo el bolsillo… ¿quién va a tener ganas de hacer un pequeño trabajo de interiorización para mirarse a sí mismo? Así que quizás lleguemos a una profunda pelea entre lo mental y lo espiritual, entre lo que nuestra mente calculadora (y nunca mejor dicho) nos incita a pensar y esa pequeña lucecita que quizás todavía siga prendida en nuestro interior diciéndonos que hay que pactar, que hay que seguir buscando el equilibrio entre lo mejor y lo peor del ser humano para no olvidarnos completamente –que camino llevamos- de que nuestra naturaleza nos ha hecho el mejor regalo posible que nos diferencia de otros seres vivos: una mente para pensar y un espíritu para encontrar la paz.

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien quiere contactar:
 



No hay comentarios:

Publicar un comentario