sábado, 14 de febrero de 2015

San Valentin para principiantes





Casi se me escapa la fecha porque nunca enciendo la televisión, pero los banners de publicidad con que salpimentan las noticias en la prensa digital, me la han recordado: 14 de Febrero, día de los enamorados. Pues qué bien. Hagamos un pequeño resumen de los últimos cincuenta años.

Fue a mediados del siglo XX, cuando unos grandes almacenes decidieron declarar el 14 de Febrero “Día de los Enamorados” para incentivar las ventas. No, no fueron los que adelantaron la primavera en el calendario, sino los pioneros en España, Galerías Preciados, que murieron por quiebra con el siglo y fueron devorados por su citado y posterior competidor.

La primera vez que me hicieron un regalo por San Valentín tenía yo trece años; la última…está por ver si cae algo en la presente edición. Entre aquella prueba de amor eterno que recibí en el pleistoceno de mi vida y el día de hoy, he disfrutado de varias historias de amor eterno y para siempre jamás, pero afortunadamente, los restos arqueológicos no duraron más allá de algún anillo de oro o con algo que brillaba y los fósiles de varias docenas de ramos de flores. (El cacao en forma de bombones nunca me ha hecho especial ilusión)



Curiosamente, cuando he vivido el amor desde lo profundo siempre se me ha olvidado la celebración de marras. No sé porqué –y mira que soy detallista- no sentía que mi amor creciera en determinadas fechas del calendario ni mucho menos que un paquete de regalo me hiciera percibir el sentimiento del otro con más intensidad. De hecho –y porque lo he visto mil veces- los regalos que se ofrecen por San Valentín son en muchísimas ocasiones “regalos de compromiso” o “alhajas con dientes”, una manera fácil y no siempre cara, de quedar bien con la pareja y dejarla con una sonrisa por lo menos hasta fin de mes.

Así que recomiendo a los principiantes en estas lides del amor, que no se dejen deslumbrar por corazones rojos pintados en la pared, que un detalle el 14 de Febrero puede querer tapar algunos descosidos que campan por sus respetos a lo largo del calendario o simplemente sirven –esto es historia ya- para hacerse perdonar en nombre del amor la ausencia del amor. Ése que no necesita de fechas ni de regalos con lazo rojo.

En un mundo que se va vaciando progresivamente de valores como el respeto, la honestidad, la responsabilidad, la bondad y la empatía –por citar sólo unos pocos de los llamados “valores humanos”- no queda otra que guardar las formas…ya que el fondo se ha quedado…demasiado al fondo.

¡Ojo con los regalos de San Valentín! Que no enmascaren al verdadero amor…

En fin.

LaAlquimista

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