martes, 3 de febrero de 2015

"Te quiero tanto que mejor me voy" (Monólogo interior)



“Esta noche he soñado contigo, qué paradoja, teniéndote tan cerca, entre mis brazos todas las horas, con la nariz metida en el hueco que deja tu pelo sobre el cuello, con un brazo sujetando la curva imposible de tu cuerpo y el otro –como protegiéndote- una mano sobre tu pecho, sin rozarlo apenas pero sintiendo su lento palpitar nocturno, esta noche he dormido a saltos, pero saltos enamorados, y no me ha importado porque te sentía entregada, vulnerable incluso, tú que eres una mujer tan fuerte, tan segura de ti misma que me dejas temblando cada vez que me razonas las cosas y que es cuando yo callo, no por no darte la razón, que la tienes, sino porque no sé qué decirte, me abrumas con tu fuerza y yo, que se supone que soy fuerte también, como me recalcas siempre, me voy encogiendo como ese pulgarcito que necesita dejar un rastro para volver a su casa donde vive con quienes no le quieren, es curioso, cuando duermo a tu lado –tan pocas veces me atrevo a pedírtelo- siento que todo es perfecto, que son las horas detenidas en el silencio donde hallo la verdadera felicidad que se me desvanece con el alba y los sonidos de la vida, cuando se levanta el manto que ha tapado todo lo feo durante unas horas y hay que volver a la pelea diaria para seguir adelante aunque no queden ilusiones apenas porque la vida se ha gastado inútilmente y ya no quedan esperanzas válidas si no eres joven, si tuviera algo que ofrecerte, aunque tú digas que no hace falta, que me quieres porque te abrazo y lagrimeo cuando te miro, pero eso no es suficiente, para mí no lo es, tengo que seguir luchando, quizás algún día, y siempre que me echo para atrás tú me haces la misma pregunta, dices, ¿cuántas vidas tienes para vivir? Y es entonces cuando me encojo más si cabe porque sé que tienes razón, sólo esta, sólo una y, sin embargo, dejo que se me escape porque quiero lo mejor para ti y no puedo dejar encima de la mesa mis miedos y pedir que los aceptes, cuánto he cambiado en los últimos tiempos, voy dejando de querer a las personas, las miro con recelo y mala cara, excepto a ti que sigues haciendo que se me acelere el corazón cada vez que pronuncias mi nombre, cada vez menos, son alejados en el tiempo los momentos, todavía me abres tus brazos alguna vez y sé que lo daría todo por ti pero no te merezco, tú eres mujer valiente y mereces ser feliz, yo tengo todavía mucho que limpiar en mi interior y aunque estos instantes sean los únicos que dan sentido a mi vida –para las próximas semanas, quizás sean meses hasta que me vuelvas a llamar- no puedo renunciar a ellos ni hacerlos perdurar, tú tienes tu vida tranquila y serena y yo no tengo nada para ofrecerte, mi amor –dices tú, que es lo único que quieres de mí- y yo lo sé, sí, que te amo tanto que me duele, pero eso no es suficiente, no para mí y esa es la pelea que me destroza la vida y que está destrozando la tuya desde que no se te queda el corazón libre de mis cadenas y todo esto lo pienso y no te lo digo porque tú lo sabes y las palabras hacen más daño que el silencio enamorado y cuando siento que tu respiración se desacompasa te aprieto un poquito nada más, como si fueras mía, que no lo eres, tan sólo te perteneces a ti misma y por eso te admiro y ahora es el momento preciso en que aprieto más los ojos y huelo tu cuerpo dormido y es el instante perfecto, y antes de que te despiertes sin abrir los ojos y te vuelvas contra mi pecho y me ronronees tu placer, me deslizo suavemente de tu cama y, como un ladrón, que ha dejado más de lo que ha robado, te miro en la penumbra y siento que te quiero tanto que mejor me voy para que puedas ser feliz”.


LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:
apartirdeloscincuenta@gmail.com




No hay comentarios:

Publicar un comentario