sábado, 28 de febrero de 2015

¿Qué significa hacerse adulto?




Recuerdo las ansias nada disimuladas que tuve a los dieciséis para aparentar dieciocho y poder entrar al cine a ver las películas que me encandilaban; y cuando cumplí los dieciocho quise tener veintiuno para ser mayor de edad –en los tiempos en que estaba fijada en tal fecha el sello oficial. Pero quería hacerme mayor para poder tener opción a derechos legales, en ningún caso quería cumplir años para asumir responsabilidades, que ese era el caballo de batalla que asomaba la testuz detrás del D.N.I.

Las responsabilidades vinieron –unas queriendo, otras sin querer- de la mano del devenir cotidiano y los avatares de la vida me hicieron adulta antes de los treinta, de la misma manera que la infancia se me enredó con la adolescencia y algo de ambas perdí en el intento. Pero ahora voy camino de los sesenta y creo que voy entendiendo lo que significa hacerse adulto (en mi percepción personal del asunto).



Quizás tan sólo signifique que uno aprende a ocultar mejor la inseguridad, que con el paso de los años se van adquiriendo herramientas para apuntalar el edificio en el que bregamos por conciliar nuestros deseos con las normas generales, los sueños privados con las pesadillas públicas, el silencio interior con la bulla circundante.

Un niño no se siente inseguro ante el mundo; lo afronta como un paladín invencible dotado de la espada flamígera que todo lo vence. A ese niño que todos llevamos dentro se le va recortando luego la seguridad y tirando por tierra todos sus cimientos. Allá donde creyó que sus padres eran dioses, descubre el pedestal de barro; donde pensó reinar pronto se siente príncipe destronado; alargar la mano para tomar lo deseado conlleva la posibilidad de que se la corten. Y como sabe, como intuye que vive en una selva disfrazada de cemento, comienza a darse golpes en el pecho –como sus amigos los gorilas- o a aullar más fuerte que el vecino –como sus amigos los lobos- para disimular que no es más que un pobre ser humano, débil e inseguro de sí mismo.

Pero pronto se hace adulto, incluso algunos antes de cumplir el primer decenio, y oculta su miedo, su angustia, el susto cotidiano ante la vida de la mejor manera que puede. Y se reviste su rostro de adustez, huye la mirada clara de sus ojos y el beso fácil de sus labios, guarda las distancias intuyendo enemigos, sella su boca de cariños y ahoga palabras en el fondo de su corazón. Y una vez revestido de las características típicas del ser humano, se hace adulto, madura en la siguiente primavera y comienza a pudrirse veinte o treinta años antes de desgajarse del árbol de la vida y caer al suelo donde ya nunca más podrá optar a nada.

Pero el título de este post es una pregunta que quizás tenga muchas respuestas, tantas como lectores este blog.

En fin.

LaAlquimista

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2 comentarios:

  1. Pues yo ya no se que demonios significa eso, porque cada día me hago mas infantil.

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  2. monosabio
    Vas bien, vas bien... hasta regresar al útero materno...
    Besos.

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