viernes, 4 de abril de 2014

El poder de la belleza a pesar del espanto

 
Cuando los grises se convierten en el tono predominante de la vida cotidiana, como si un dios castigador y cruel hubiera volcado desde arriba el gran balde de pintura oscura, ¿qué podemos hacer los pobres humanos para no sucumbir al desencanto y la desesperación? Cada nuevo día la luz penetra en nuestras vidas en forma de imágenes cruentas, terribles o simplemente insoportables. Las voces no cantan angelicales, ni las palabras se juntan para inventar versos; el verbo se hizo carne rota y sangre y habita entre nosotros. La fealdad demanda su cuota de espanto y las sacerdotisas del esperpento no dejan de proveer.

¿Qué nos queda a los pobres humanos para sobrevivir a este escarnio cotidiano que nos avasalla desde los medios mostrándonos la vida tal y como es, en forma de una realidad gris y desesperanzada?

Quizá todavía podamos acudir a los restos de la naturaleza que siguen al alcance de la mano, unos cuantos montes y bosques bellos respirando hacia el cielo y trayéndonos vida, agua, oxígeno; al agua pura y cristalina de los últimos arroyos recordando la belleza que una vez tuvieron los océanos, o a la luz que produce juegos imposibles de belleza en nuestros ojos cansados y la quietud de un niño durmiendo.

La música de unos pájaros o de pianos y violines, la voz que canta en una clara mañana o en un auditorio preñado de respetuoso silencio… La belleza y su poder inmutable, eterno, imperecedero.

Busquemos la belleza allá donde la hemos soñado siempre; si lo hacemos con fuerza desde el corazón puede que nos dé la alegría suficiente para que nuestro pequeño mundo mude sus grises por los colores vivaces que impulsan al ser humano a seguir siendo lo que se espera de él: HUMANO.

En fin.

“LA POESÍA YA NO SÓLO ES BELLEZA, ES RESISTENCIA AL ESPANTO.


Hay momentos en que todo parece oscurecer, dibujándose la cara menos amable de la vida vestida de ropajes diferentes: lecturas, poetas, noticias, personas, vivencias personales, sensaciones, sentimientos íntimos... Todo ello se posa y reposa en las entrañas, construyendo un sentimiento de dolor, rabia, frustración, impotencia, desgana de vivir... realidad de nada. Momentos, al fin, que la palabra transmite compartiéndolos sin pudor. Sentimientos sinceros, palabras que construyen versos y poemas, aunque sean poemas poco complacientes. Pero, en definitiva, sentimientos universales y palabras que, al final, nos atan a la vida. (Reseña de Tríptico de mármol) Poesías.”


Montse Villar.

http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50

LaAlquimista

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