jueves, 8 de octubre de 2015

Consejos vendo y para mí no tengo



Seguro que todos conocemos a una o varias personas que tienen por costumbre andar diciendo cómo hay que actuar en determinadas circunstancias y ellas hacen todo al revés de lo que aconsejan. Esas personas –y me ha tocado lidiar con unas cuantas- me han proporcionado una de las mejores enseñanzas que he tenido en esta vida, porque mirándoles hablar y luego actuar me han mostrado el camino que NO he de seguir.

En realidad, el problema surge de cuando alguien quiere acercarse al “camino de perfección” (al de Santa Teresa, no al de Baroja) en vez de quedarse en su sitio, que es el de seres humanos falibles, con defectos, normales y corrientes, de esos que metemos la pata a menudo y vamos aprendiendo las lecciones de la vida, y pretende erigirse en “modelo” y el que no haga como ellos está condenado de antemano.

Servidora, desde el lugar que me ha tocado en el patio de butacas, mira al escenario donde se lucen los protagonistas de esta tragicómica historia.

Como generalizar es malo (y de poco inteligentes) hablaré del tema de uno en uno. ¿Quién no conoce a UNA persona que se ducha con agua bendita –por decir algo- y luego practica la falta de caridad cristiana con los demás? ¿A quién no le ha tocado padecer los consejos de UNA persona que se erige con la verdad absoluta y su vida personal es un auténtico caos? ¿Acaso no conocemos todos a UNA persona que en la calle va como un pincel y en su casa parece un homeless? Y por no hablar de quien cuida y preserva su imagen de ser equilibrado no diciendo una palabra más alta que la otra en público y en la intimidad pega unos gritos histéricos que no hay quien le aguante. Y sin olvidar a quien se reviste de un halo de espiritualidad y en cuanto se escarba un poco tiene su casa interior llena de rencores e inquina.

Pero releyendo el párrafo anterior, en el que se muestra un abanico más que completo de las “miserias” del ser humano, me doy cuenta de que he transitado yo también por esos tortuosos pasillos oscuros, húmedos y con telarañas… y llego a la conclusión de que, quizás, la única manera de resultar mínimamente coherente con uno mismo sea actuar con sinceridad no intentando “vender la moto” de una perfección basada en el tan utilizado aforismo de “consejos vendo, para mí no tengo” y trabajarse uno mismo el tema dejando en paz a los demás.

Así que, visto lo visto, la conclusión –personal- del post de hoy es que me alejo todo lo que pueda de quienes dan consejos de cómo ser perfectos siguiendo el manual de la mesilla de noche en vez de trabajar con las imperfecciones que se despiertan cada mañana con nosotros. Que ahí es donde nos duele a todos; por lo menos a mí.

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien quiere contactar:

3 comentarios:

  1. Si hay algo que a los primates nos sobrejiba, es eso de lo "perfecto". Nos parece PERFECTAMENTE imbécil. JAJAJAJA. Y encima, que putada para los "perfectos"... ¡Resulta que la "perfección" no existe!. JAJAJAJA (No vendo pañuelos para enjugar las lágrimas).

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    1. La perfección no existirá, pero toda la sociedad está encaminada a proclamar reglas, normas y leyes, para que seamos "perfectos".
      Algunos nos quedamos por el camino, claro está... pero yo casi, casi, llego a la meta jejeje

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    2. Pues yo no. Ni de lejos. Y cada día, cuanto más lo intento, mas lejos descubro que está eso de la "perfección". Que porras.

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