viernes, 9 de octubre de 2015

Escritura positiva




Ando enfrascada estas últimas semanas en la lectura; una forma como otra cualquiera de empezar el nuevo año saliéndome de la rutina habitual de hacer pequeñas cosas sin tomar demasiada conciencia de ellas. Mi auto-regalo de cumpleaños fueron media docena de libros escogidos con cariño, ilusión y deseo de que me proporcionaran muchas horas de silencioso, fructífero y puro deleite intelectual, mental y espiritual.

A la hora de elegir mis lecturas incido en el mensaje positivo del escritor; no me basta con que me cuente una historia que me entretenga sino que prefiero que, dentro de esa historia más o menos novelada, se encuentre un trasfondo enriquecedor producto de las reflexiones profundas del autor y que me arrastre completamente a participar del festín. No pretendo que atrape mi atención para proporcionarme divertimento, distracción y recreo superficial, todo eso es demasiado fácil. Lo que busco –y no siempre encuentro- son escritores que transmiten desde el positivismo, desde la esperanza, desde la posibilidad de evolución del ser humano.

Los voy conociendo poco a poco –y siempre agradezco que alguien me señale alguno- y disfrutándolos página a página, pensamiento a pensamiento. Y lo curioso es que no suelen ser grandes filósofos ni enjundiosos pensadores sino personas normales y corrientes que quieren compartir sin demasiada alharaca las experiencias sufridas en propia carne.

Y curiosamente son personas que escriben sobre cosas que ayudan a olvidar los problemas en vez de hacerte pensar más en ellos… Los problemas están ahí, presentes cotidianamente, -la falta de trabajo, la falta de amistades, la falta de fuerza- y la paradoja es que, hablando de trabajo, de amigos y de tesón, uno siente que el mensaje es positivo y que surgen nuevas ganas de luchar por superar los pequeños descalabros que nos acontecen.

Cuando alguien deja de quererte –por poner un ejemplo cualquiera- a veces es mejor leer sobre personas que viven el amor con éxito que enfrascarse en la lectura de historias de tristeza y amores turbios. Hay una escritura positiva que llega con la imparable fuerza del mensaje asertivo y directo, porque hay personas que prefieren mirar hacia delante en vez de quedarse estancadas en las brumas del ayer.

En fin.

Laalquimista

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