miércoles, 7 de enero de 2015

¿El que roba a un ladrón sigue teniendo cien años de perdón?



El día 1 de Septiembre de 2012 se hizo efectiva la subida del I.V.A. decretada por el Gobierno. Un aumento de los porcentajes con un mínimo del 3% en “lo general” y otros % espectaculares en “lo particular”. Siendo “lo particular” el ocio y los “lujos”, como ir al cine, al restaurante, al teatro o a la peluquería...

Bueno –pensé- nos armaremos de paciencia y procuraremos hacer como el del chiste que siempre echaba cinco mil pesetas de gasolina al coche y así no se enteraba de la subida del carburante. El mes de septiembre pasó discretito; en el colmado de la esquina pusieron un letrero diciendo que “ellos se comían” el subidón del IVA y que sus clientes eran lo primero. Y otras campañas por el estilo de comercios y servicios que señalaron el mes de Septiembre como un período de transición entre el estar mal y estar peor.

Pero llegó Octubre y empecé a fijarme con detenimiento en el precio de las cosas y a calcular el porcentaje que habían subido. ¡En mala hora se me ocurrió tamaña nefasta idea! Porque, a pesar de ser de letras, no se me escapa que si algo costaba en Agosto 0,50cts. y en Septiembre 0,60cts. el aumento había sido… ¡del 20%! Claro, mirar los céntimos es una tontería, pero no debe de pensar lo mismo la Gerencia de Super Amara, Eroski, DIA, LdL, Carrefour y…el colmado de la esquina.

Ya ni te cuento cómo se lo han montado los demás comerciantes, los pequeños empresarios que se han agarrado “a lo impuesto por el Gobierno” para hacer el redondeo a su favor, como hicieron con la implantación del euro.

Empiezo a “investigar” a mi alrededor y, efectivamente, aquí cada uno ha aprovechado la coyuntura para redondear sus ingresos. Si la peluquería costaba 35€ ahora cuesta 43€ (una subida del 20%); si los libros de bolsillo costaban 9,90€ ahora cuestan 11,90€ (más del 20%). Y lo mismo con las camisetas básicas, las bragas de algodón y el café de los bares. Debajo de mi casa me gusta tomarme un txakolí con un pincho de ensaladilla rusa los días que estoy de buen humor; matemática pura, ahora me cuesta un 20% más. Como tengo cierta confianza con el dueño le pregunté si había hecho “la cuenta de la vieja” con el tema del I.V.A. y me guiñó el ojo, me sonrió y me dijo: “!Hoy la señorita está invitada!”. Rechacé la invitación con una sonrisa yo también.

Hemos crecido bajo eslóganes terribles, (antes les llamaban refranes).

Quien roba a un ladrón, cien años de perdón”, fue uno de los más populares y de más fácil aplicación porque ¿quién no lo usó alguna vez para justificar los propios desmanes? Y aquí, ladrones, debemos ser TODOS porque a TODOS nos está robando el que se aprovecha miserablemente de ir rascando céntimos o euros de aquí y de allá amparándose en que la culpa es de Rajoy. Sin embargo, yo pienso que la culpa nunca es generalizada, sino individual, que cada ciudadano es responsable de sus acciones y que por ellas –y no las colectivas- se le juzga o se le tiene en consideración.

El sentido del decoro, la honestidad llevada hasta sus últimas consecuencias y la integridad moral también se demuestra en estas pequeñas cosas, en estos euros robados de aquí y de allá que no se perdonan guiñando un ojo con aire picaresco.

Y es que no sé porqué puñetas andamos siempre quejándonos del Gobierno y del latrocinio de los banqueros si nosotros, a nuestra pequeña escala, somos igual de miserables. Bueno, algunos.

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:


 
http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50

 

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