viernes, 23 de enero de 2015

¿Qué tal si recuperamos los valores cívicos?




Ahora que ya la sociedad se va concienciando de que LA CRISIS no es económica –como nos están haciendo creer- sino que es una crisis de valores –de valores humanos y éticos, sobre todo-, estaría bien que se hiciera un pequeño repaso a lo que pasa en el descansillo de la propia vivienda y dejásemos de mirar con ojo crítico lo que ocurre en las lejanías del mapamundi. Que no hace falta ir muy lejos para tomar conciencia de que el cambio, EL CAMBIO, tiene que empezar por lo pequeño, por lo cercano.

Supongo que a todos nos enseñaron en casa cuatro normas cívicas elementales; no sé, aquella tontería de dejar el asiento en el bus a las personas mayores –respeto a las canas-, o aquella otra de no tirar al suelo el papel del chupachús –respeto al trabajo de los demás-, o incluso a no pintarrajear el pupitre del cole poniendo tonterías –respeto a los bienes comunes. A servidora le enseñaron, no cuatro, sino cuatrocientas normas cívicas que se me quedaron grabadas a fuego en alguna parte de donde no consigo quitarlas ni con agua caliente. Y claro, se me saltan las alarmas como media docena de veces al día simplemente dando un paseo por mi pequeña ciudad.

Valores cívicos en aras de una buena convivencia que se olvidan con demasiada facilidad y que tendrían ir de la mano de una buena educación, que es algo que los padres siguen teniendo en su mano, como herramienta valiosísima. Y viendo lo que pasa en la calle, los adultos bien entrados en la adultez, nos vamos relajando porque los valores se relajan y las costumbres se transforman, y nos parecen “normales” situaciones y actitudes que hace unos años nos habrían hecho poner el grito en el cielo.

Los tiempos cambian y las personas también; pero no está escrito en ningún sitio que haya que hacerlo para peor. Me encantaría que algún prócer con visión de futuro propusiera una campaña institucional para ir, poco a poco, eliminando las malas actitudes que han arraigado en nuestra sociedad. Me gustaría que estuviéramos atentos, no a lo que hacen los demás para molestarnos- sino a lo que hacemos nosotros que pueda molestar a los demás.

Ahí nos duele, me temo.

En fin.
 
http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50/

LaAlquimista


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