Pedir por pedir es de tontos. O de personas comodonas que prefieren que las cosas les vengan solas mientras ellos siguen en el sofá manejando el mando, el de la tele, que es el único “mando” que han podido ostentar en toda su vida…así les va. Pero no voy a hablar de quienes nada aportan sino de quienes siguen todavía con fuerzas para luchar, quiero hablar de los que “suman”, no de los que “restan”.
Deseos para el nuevo año 2015 al son de campanadas con sabor a uvas y aromas de vino espumoso de cualquier denominación de origen, deseos para formular en voz baja, hacia el corazón, con los ojos cerrados y la sonrisa puesta. Deseos pequeñitos para mi pequeño mundo, nada de la paz mundial y que se acaben las injusticias, que esos, por manidos, son cada vez más difíciles de cumplir, porque jamás habrá paz en el mundo mientras siga habitado por seres humanos en cuyos corazones palpite únicamente la maldad y la ambición. El mundo seguirá siendo injusto mientras un solo ser humano siga albergando en su alma la necesidad de tener poder y dinero a cualquier precio. No nos engañemos, no desperdiciemos nuestras fuerzas luchando contra Goliat, sino contra ese “enemigo pequeñito” que todos llevamos dentro.
Ahí van los míos:
- Deseo ser justa conmigo misma, no castigándome en exceso ni premiándome cuando no me lo merezco.
- Que no me huya el respeto a mi propia dignidad.
- Que mis oídos escuchen lo que me tengo que decir.
- Que mis ojos vean lo que necesito ver.
- Que mis manos no se cansen de acariciar.
- Que mi boca aprecie los dones recibidos.
- Deseo que mi cuerpo siga hablando con mi mente
- Que mi mente esté atenta a las llamadas de mi espíritu
- Que mi espíritu haga buenas migas con mi cuerpo
- Que no se vayan antes que yo mis seres amados
- Que el dolor que me llegue no se convierta en sufrimiento
- Que la luz que brilla en mi interior se transforme y no se apague nunca.
De esa manera, siendo justa conmigo misma seré justa con quienes me rodean, manteniendo mi dignidad nunca pisotearé la ajena. Y al escucharme, escucharé a los otros, y les veré como seres humanos admirables y aceptaré sus caricias y manos tendidas. De cada “bocado” que me sostenga que pueda dar un poquito a quien tiene mucho menos que yo para que no se me indigeste el privilegio de comer tres veces al día, dormir en cama buena y tener agua en los grifos.
Y estando mi mente alerta, armonizará con mi cuerpo que seguirá sano hasta que le llegue el momento de transformar su energía en otra energía a la que no podemos poner nombre, pero que existirá de alguna manera.
Que esos tres corceles maravillosos –espíritu, mente y cuerpo- puedan seguir siendo guiados por mi propia esencia aunque no sepa hacia dónde van, porque la vida es el camino y no la meta.
El deseo auténtico, el que no está en mis manos ni existe dios o mago que me lo pueda otorgar es el décimo en mi lista personal que, si consigo seguir llevándola a cabo, como vengo haciendo durante estos últimos doce meses, no tendré más que volver a escribir este mismo artículo cuando haya pasado un año más.
Pedir por pedir es de tontos, porque nada se obtiene sin el esfuerzo, el tesón y la firme voluntad de hacer las cosas. Cierto es que un poco de buena suerte nunca viene mal, pero ese azar a todos nos visita en algún momento; lo que ocurre es que hay que estar muy atento para que no nos pase desapercibido. A la buena suerte se le llama ahora oportunidad, aunque los hombres que carecen de buena voluntad la hayan convertido en una crisis.
En fin.
Mis mejores deseos para quienes han pasado estos últimos doce meses siendo fieles a este pequeño blog de filosofía en zapatillas; pero sobre todo para quienes se comparten a través de una participación activa que me ha hecho aprender mucho más de lo que yo imaginaba.
¡Feliz año 2015 lleno de energía positiva!
LaAlquimista
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