martes, 13 de enero de 2015

Medidas contra la crisis. Gástatelo todo antes de que sea demasiado tarde


Leo en la prensa que en Portugal van a retirar la paga extra a funcionarios y pensionistas como parte del paquete de “medidas contra la crisis”. Que haga esto un Gobierno me suena a quitarle la paga al chaval de doce años para equilibrar la economía familiar mientras el padre sigue pagando las letras del coche alemán, pero… ¿qué se yo de economía y menos aún de política internacional? Así que hago como veo que se hace aquí y no en Portugal –y menos en Europa y ni por asomo lo que deben estar haciendo en EEUU. Es decir, seguir mi vida tal cual y no hacer ni caso.

 En mi pequeña ciudad –tan cosmopolita ella y abierta al mundo- se siguen celebrando congresos internacionales que cuestan una pasta (que alguien pondrá, digo yo). Se ha ampliado la oferta universitaria con la creación de un centro BCC –y el que no sepa lo que significan esas siglas es que no se entera de nada- que no parece tener pinta de ser un sitio para ir a estudiar por cuatro chavos –o si dan becas de alguna saca saldrá el dinero. Y cada vez hay más “chinos” donde venden de todo más barato que en los comercios de toda la vida –¿alguien me explica quién financia estas tiendas en locales céntricos a más no poder donde se vende basurilla en batiburrillo indecente?.

Osease, que la crisis debe ser únicamente para los cuatro de siempre, los de a pie que siguen viendo la tele después de comer o salen a dar una vuelta al ruedo a la caída de la tarde para no gastar. Que es que estamos asustados, de verdad, y no hay derecho. Que vamos a acabar encerrados en nuestras casas (hipotecadas), dándoles la vuelta al cuello de las camisas (como antaño) para no gastar y celebrando los aniversarios en casa con sidra-champán famosa en el mundo entero y canapés de chopé con aceitunas. Todo para no gastar.

 ¿Y luego, qué? Cuando acabe la crisis, que si acaba lo verán los jóvenes o los longevos, se volverá a espolear el crecimiento, a provocar el consumo, a decir a la gente que ya podemos estirar el cuello y respirar, que los bancos ya vuelven a tener sus beneficios esperados y se han acabado las vacas flacas. Y mientras tanto, nosotros en casa, amedrentados, viendo la tele y con los sueños e ilusiones aparcados, pero eso sí, fomentando el ahorro en la caja de zapatos por lo que pueda pasar.

Servidora ha decidido gastárselo todo (un todo pequeñito, desde luego) antes de que sea demasiado tarde. Y si sobrevivo –a la que está cayendo- pues a ver si me vuelven a dar la paga extra que, como prejubilada, ya me quitaron hace dos años y no se hundió el mundo ni salí en las noticias.

 En fin.

LaAlquimista




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