Recuerdo de otros años, de otra época, casi de otra vida, que llegadas estas fechas el agobio sobrevenía a la hora de elegir el regalo más adecuado para cumplir con el ritual que impone el calendario. Era algo parecido al agobio del ama de casa con el:-“¿qué pongo para comer?”
Lo difícil no era encontrar el dinero para gastarlo, sino hallar un hueco entre todas las pertenencias ajenas donde poder instalar nuestro regalo navideño. Ya ni te cuento si el receptor del presente era un tierno infante, que se tropezaba con el eterno “!Si es que tiene ya todos los juguetes!”
De hecho, supongo que los padres actuales no pueden hacer mucho más que comprar lo que se anuncia en la televisión y sus hijos van marcando con una “x” en su particular carta a los Reyes Magos, caso de que se siga con esa tradición de mis días infantiles. Parece que lo único que hay que hacer es buscar –y encontrar- en el Catálogo de la gran superficie de turno algo que todavía no tenga el niño. Aunque cueste una pasta gansa.
Con los adultos no es más sencillo, desde luego. Si es un hombre –padre o marido- se le endilga la colonia de turno (o una corbata si le gusta llevarla) y poco más. Si es un amante, supongo que el personal se esmera con más entusiasmo… Si es el hombre el que tiene que regalar a la mujer –madre o esposa- se vuelven locos literalmente: no tienen ni idea. Como si no hubieran tenido durante años que convivir con ellas para conocer sus gustos… Muchos acaban dejando un sobre con dinero…y punto. (No es mala idea aunque sea de lo más fría y poco afectivo).
Pero nosotras –mis amigas y yo- ya lo tenemos claro para este año: se acabaron los regalos superfluos, los regalos caprichosos y vamos a pasar directamente a los regalos prácticos. El pijama calentito, las botas de invierno, un jersey de los de verdad. Preguntemos qué hace falta y regalemos la respuesta. Esa crema que cuesta cara, la barra de labios favorita; el último libro de nuestro escritor icono, un artilugio para el ordenador. Busquemos lo que “nos falta” –si es que nos falta algo- y no caigamos en regalar nada de esto:
- Otro foulard, pashmina o pañuelo para el cuello.
- Otra “eau de toilette” cuando hay varios frascos sin abrir todavía.
- Otro bolso que no va a caber en el armario.
- Otros guantes –que sólo tenemos dos manos.
- Otro paragüas para rebosar el paragüero de casa.
- Otro collar para la colección.
- Otros pendientes para la colección.
- Otra pulsera, anillo, broche para la misma colección.
Y si nos dicen que ya tienen de todo, pues entonces regalemos un poco de amor que nunca está de más.
O un vale por:
- Un masaje para un día especialmente cansado.
- Una sesión de cine con cervecita post-visionado.
- Una cenita romántica o de las otras.
- Una merendola con pastas caseras
- Un paseo por las nubes
- Una excursión a la naturaleza.
- Un fin de semana con encanto.
- Un lo que sea compartido y sabrosón.
En fin, esas cosas que dan alegría especial a la vida y que no siempre es posible envolverlas en papel de regalo, pero que son una dádiva maravillosa, para quien la da y para quien la recibe.
Aunque lo que pienso sinceramente es que deberíamos ser coherentes con los tiempos que corren y aprovechar para realizar una toma de conciencia de quiénes somos y qué estamos haciendo AHORA MISMO aquí, en la vida, en esta vida. Quizás nuestra situación sea un poco “apurada” y no tenga nada que ver con otros tiempos que fueron mejores. Quizás las cosas nos hayan venido mal dadas y no hayamos sido capaces de reubicarnos todavía en la nueva realidad por ser ésta, poco agradable.
Quizás este año los regalos no deberían hacerse en función del dinero del que se disponga, sino de la auténtica NECESIDAD de los mismos o, mejor aún, de acuerdo con la conciencia íntima de lo que debemos hacer sin vernos arrastrados por costumbres familiares o sociales que, en verdad no sentimos como válidas.
Mis hijas han respondido sinceramente a mi pregunta: “el mejor regalo es estar juntas y seguir queriéndonos, queremos verte a ti, no a los regalos que nos puedan esperar”. Y tienen razón. La gente que se quiere encuentra mil formas diferentes de hacerse regalos…!busquémoslas!.
Y no nos olvidemos de reservar un poco de dinero para compartirlo con quienes tienen todavía muchísimo menos que nosotros… ¡Ahí también se esconde una gran satisfacción!
LaAlquimista
Por si alguien desea contactar:
apartirdeloscincuenta@gmail.com
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