viernes, 19 de diciembre de 2014

La oportunidad llama, dale le bienvenida


 
Crecí oyendo repetitivamente que las oportunidades hay que salir a buscarlas, que si las cosas no vienen a ti, tú puedes ir detrás de ellas y me contaron algo sobre Mahoma y una montaña. El caso es que, mirando hacia atrás con calma y tiempo y sonrisa mefistofélica, me doy cuenta de que todo aquello tras lo que yo he corrido desesperadamente ha acabado como el rosario de la aurora. Vamos, casi un desastre total y absoluto. A todos los niveles, incluso a nivel del mar.

Me vanagloriaba –ya no- de tener “las cosas muy claras”, de saber qué me convenía, de cuál era mi camino y mi destino. Síntoma indiscutible de esa enfermedad que se cura con la edad y que se llama juventud… Porque siempre supe lo que quería hacer y pocos consejos escuché; es decir, fui responsable única e indiscutible del camino elegido y a nadie puedo reprochar el haberme equivocado tantas veces cuando iba detrás de las oportunidades.

Qué curioso; han pasado los años –un montón- y ahora que me importan un ardite, son ellas, las oportunidades, las que llaman a mi puerta. Vienen a buscarme de diversas formas sutiles e insospechadas. Entran por la bandeja del correo electrónico o se sientan a mi lado en una terracita a la sombra. Surgen de un encontronazo en una galería de arte –absorta en la contemplación de la vida, a veces una se tropieza con el prójimo- o se acomodan a tu lado en el avión que te lleva de vuelta a casa.

Es tan manifiesto que están ahí, que andan buscándome ellas a mí, que no puedo hacer otra cosa que tomarlas en consideración. Una amiga que te propone un viaje al silencio; un compañero que quiere que participes con él en una aventura lúdico-empresarial. Una llamada para ver si me animo a escribir unas cosillas en francés sobre la gente mayor de cincuenta años; incluso la oferta de comprar un apartamento “a precio regalado” porque los bancos andan liquidando lo que han embargado al vecino de al lado.

La oportunidad está ahí y ya no hace falta salir a buscarla. A todos nos llega, pero no siempre le hacemos caso; es más, son como esos personajes que llaman a nuestra puerta los domingos por la mañana intentando hacer proselitismo de su secta bienamada y se la cerramos en las narices, sin querer escuchar, sin darles la mínima posibilidad de expresarse. ¿Quién sabe lo que se puede ocultar detrás de una fachada aparentemente negativa?

Ahora que ya mis metas están más que superadas (quiero decir que las he dejado atrás por falta de interés), ahora que mi futuro lo he reducido a las próximas tres horas, ahora que no debo nada a nadie (sic), me puedo permitir algún que otro lujo que antes era impensable para mí.

Porque todo se mueve y nada es inmutable, porque ya lo sabemos pero hacemos oídos sordos, porque citamos a Heráclito para darnos “pisto”, pero a la hora de la verdad, queremos seguir anclados firmemente en nuestros ladrillos, en nuestras ideas, en nuestra paupérrima comodidad.

La oportunidad llama…!dale la bienvenida!

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:


 
http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50

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