Han pasado cinco años desde que empecé a escribir este blog y, curiosamente, he sobrevolado el aniversario sin descorchar una botella ni soplar unas velas. Serán –con el de hoy- 1.277 artículos escritos desde lo profundo –como sucede en el amor- y que han ido diluyéndose en el tiempo, acompañados de la ilusión, la esperanza y el deseo de ayudar. Como también a veces sucede en el amor.
Siento en mi interior que ha sido un “amor incondicional” porque, no esperando nada a cambio, que bien podría haberlo esperado, he recibido mucho más de lo tan siquiera imaginado.
La primera pregunta que me suelen hacer quienes me siguen la pista es si me pagan por escribir-cuando publico el blog en http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50 y no me queda más remedio que confesarles la verdad. Una verdad que no siempre es bien recibida, pero que no admite amaños ni maquillajes. No. No me pagan absolutamente nada. La segunda pregunta, obviamente, es de manual. “Entonces, ¿por qué lo haces?”
Este es el momento de lanzarme a la perorata de que las cosas mejores y más gratificantes de la vida suelen ser gratuitas, sin dispendio dinerario por nuestra parte, como el disfrute de la naturaleza o una buena tarde de amor. Quien me quiere me “regala” sonrisas y abrazos, me cuida sin yo pedirlo, me envía bendiciones todas las noches antes de acostarse y movemos entre todos la suficiente energía positiva como para encarar los problemas de la vida y lanzar nuestro pequeño grito de guerra: “La vie est belle!”
Así que yo también me siento con la emoción de contribuir de alguna manera a esa “cadena de favores” que anda danzando por el Universo y que a veces –muchas veces- aterriza cerca de donde yo ando paseando.
El blog me ha brindado oportunidades y me ha ayudado a crearlas. Me ha servido de válvula de escape emocional, como si de una terapia psicológica de “puertas abiertas” fuera y ha animado a otros a sentir el deseo de destaparse emocionalmente. He conocido a nuevas personas-humanas que se han convertido en mis nuevos amigos y que me han aceptado en su círculo vital.
He tenido una palestra virtual para protestar, patalear, llorar, contar, aliviarme y compartir mi pequeña “filosofía en zapatillas” que, a la postre, es uno de los puntales de mi estabilidad interior. Eso y el convencimiento de que cada vez menos cosas son importantes para ser feliz (o quizás debería decir que cada vez menos cosas “me importan” para lograrlo).
Que me paren por la calle o me reconozcan en un bar me da alegría y me acaricia la autoestima. Que mi familia de origen se haya enconado conmigo por algunas cosas que he escrito me reafirma en que lo he hecho bien… o que, simplemente, me querían mucho menos de lo que yo pensaba.
A mí no me cuesta escribir ni me tengo que romper la cabeza buscando temas para desarrollar cada mañana. Es algo que fluye desde dentro de mí; igual es éste el “don” que me ha tocado en el reparto de dones –porque todos tenemos uno, qué duda cabe- y siendo consciente de ello, disfruto pudiéndolo desarrollar y compartir.
A veces estoy fina y otras pego patinazos. Normal. Eso depende casi siempre de cómo haya descansado la noche anterior y si he podido agasajar a la luna llena como se merece, pero en todas mis letras sigo diciendo lo que siento, de la manera que mejor me parece decirlo y sin coacción de ningún tipo. Es otro espacio de libertad al que tengo acceso y soy consciente del privilegio.
Gracias a todos los lectores que hacéis posible que yo esté aquí y MUY especialmente a ese grupo de locos incondicionales que comentan cotidianamente cuando publico el DV.com, acuden a los tea-parties y se alegran cuando estoy contenta y se entristecen cuando mi corazón sufre.
Sed felices, que yo también estoy en ello. Brindo por todos vosotros.
Por fin.
LaAlquimista
Por si alguien desea contactar:
http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50
Y, como reza la canción, que cumplas muchos más, Ceci... lia (perdón, me atraganté). Y quiero que sepas que yo, el último en llegar, en una semana, ya he adquirido el hábito, a pesar de no ser monje, de acudir cada día en busca de esas palabras, descaradas u ocultas, que me cuenten cosas de ti.
ResponderEliminarFelicidades
Ismael
EliminarLas palabras cuentan cosas...sobre todo por lo que callan. Eso hay que trabajárselo más...me temo.
Bromas aparte (¿o no son bromas?) seguiré cumpliendo...con todas mis obligaciones; entre ellas, la de cumplir años, con blog o sin blog...
Gracias mil por tu amistad.
Alqui.