lunes, 7 de julio de 2014

Donde el corazón te lleve...


Susanna Tamaro supo darle a esta frase incierta un magnífico sentido. En su novela –de entrañable lectura- desvela los entresijos de todos los amores que no fueron, no pudieron o no quisieron ser. Nos habla con palabras agridulces de silencios contenidos, de miedos sin sentido al dolor de amar, de expresar, de mostrar.

Dejarse llevar por el corazón no está de moda; ahora menos que nunca. Son éstos tiempos de quebranto, grises por definición, donde al amor no se le da carta de naturaleza, como si fuera un valor obsoleto, ridículo incluso. Se habla –eso sí- de pasión, de atracción física entre personajillos mediáticos, furores hormonales que van y vienen para llenar portadas y conseguir entradas. No se habla del amor sereno, profundo, esencial. No vende.

Menos interesan todavía otro tipo de amores. El amor a la humanidad de quien dedica su vida a la generosidad de la entrega; el amor sencillo y discreto, doméstico y a la vez universal de mujeres y hombres por sus hijos y por su familia.

Se habla del amor al dinero, el amor al éxito, el amor al poder. Se realizan acciones profundas “por amor al arte”, generosas e infravaloradas. El mismo concepto prostituido entre intereses espurios y sinceridad a ultranza. Un sinsentido que, por cotidiano, va siendo aceptado y elevado a la categoría de ley.

Pero el corazón sigue estando presente; con su latido constante nos recuerda que sirve para algo más que para bombear la sangre que mantiene con vida al ser. Un SER que, al ritmo de los tiempos, se está alejando de su propia esencia para perderse en vericuetos de grises necesidades económicas. Pareciera que ya no se habla más que de pérdidas de dinero, receso en calidad de vida, ausencia de bienestar económico, pasos atrás del gigante de la riqueza que tiene que seguir enseñoreándose en nuestro pequeño mundo que se va quedando sin valores.

Quizás sea el momento de parar. De pararse y reflexionar sobre aquellas facetas de la vida que verdaderamente aportan sosiego, paz y alegría a nuestra existencia. Quizás sea el momento de plantearse seriamente si, esta ola que nos arrastra, está formada por “nuestra” agua. Nunca es demasiado tarde para frenar, decir “basta”, cortar el suministro de energía a la existencia que se desplaza empujada por un ímpetu que nos es ajeno, por una inercia que viene de no se sabe dónde, pero que –en conciencia- no proviene de nuestro ser más profundo.

Prefiero ahora dejarme acompañar por mi instinto; y eso puede significar cualquier cosa, un plan ausente de intención, tan sólo una fuerza sin nombre que dejo que me guíe entre tanta niebla perlada de fría humedad. Necesito el calor en el alma y sé dónde buscarlo, cómo conseguirlo. Está dentro de mí y para abrirle las compuertas tan sólo tengo que hacer algo tan sencillo como ir donde el corazón me lleve.

Y como no me puedo quedar en la intención, dejo mis palabras como prueba de que lo que siento, lo pienso y lo que pienso, lo hago.

Me voy por unos cuantos días. Donde el corazón me lleve.

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

Escrito en Julio 2012




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