jueves, 14 de agosto de 2014

Aquella Semana Grande de 1970



San Sebastián fue la capital del chic y la elegancia durante muchas temporadas del siglo pasado; desde los tiempos “reales”, pasando por la dictadura y desembocando en esto de hoy. La diferencia estriba en que antes la fiesta no era extendidamente popular como ahora y giraba en torno a las corridas de toros y las carreras de caballos, fiestas con dinero contante y sonante, el donostiarra de a pie no podía hacer otra cosa que salir a pasear y mirar y marcarse un baile. Y a tomarse un helado, obviamente. Perduran pocas cosas, otras se han desvirtuado y luego está lo que murió y lo que nació con el ritmo nuevo de los tiempos.

La Salve… contaba yo dieciséis años y, como era tradición en mi familia, acudí a escuchar al Orfeón pero acompañada de un novio que tenía por aquel entonces que se empeñó en ir en moto hasta el puerto y conseguir ver al caudillo (Franco para los que no supieron) que se hacía llevar bajo palio hasta la basílica igual que el obispo de turno… y desde los balcones de la calle Mayor se miraba y se callaba mientras que por la calle Igentea se aplaudía al paso del dictador, supongo que, entre otros motivos, por estar la sede del Gobierno Militar en pleno recorrido.

En la moto de paquete –sin casco por supuesto- una MW del año 69, aquel jovenzuelo imprudente quiso situarse a la zaga del séquito y lo consiguió para mi aterrorizada estupefacción; al doblar hacia el Boulevard un guardia urbano nos dio el alto y siendo fuerte el frenazo caímos al suelo para deshonra del motorista y tragedia de mi vestido nuevo; él contó la anécdota durante meses…”!Que nos caímos de la moto delante de Franco…! Suerte tuvimos que el guardia urbano que nos ayudó a levantar máquina y cuerpos era…!su padre!; podíamos haber acabado la fiesta en un destino no deseado…

Años después no dejé de preguntarme si toda la gente que vitoreaba al paso de tamaño personaje cambió de chaqueta radicalmente a partir de Noviembre del 75… porque la muchedumbre se arremolinaba con tanta expectación como lo hizo el año pasado a la llegada de Brad Pitt o lo hará éste cuando venga Julia Roberts. En eso no hemos cambiado, seguimos yendo en rebaño a dondequiera que nos den espectáculo…gratis.

En fin.

LaAlquimista

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