lunes, 11 de agosto de 2014

Diseñando el "principe azul"



El post de hoy es una reconstrucción de algunos de mis mejores sueños imaginarios mezclados con retazos de realidad y cuarto y mitad de deseos inconfesables. Es decir, que no tengo ni idea de qué va a salir…

Está por ahí revoloteando el amigo “de toda la vida”que te cuida y te mima cada vez que sugieres que lo necesitas, ése que siempre está dispuesto a hacer un favor –o dos-, prestarte el coche, echar un vistazo al grifo de la cocina, acompañarte al médico…o darte un buen masaje en los pies. Pero que por la calle no te roza un pelo de la ropa y si se encuentra con un amigo no te presenta. Tampoco hace sus planes de vacaciones contigo excepto que tú le invites y le animes a compartirlos. Le pondría la etiqueta de “plato fuerte”, como el que soporta el peso de toda una comida siendo suficiente para calmar el hambre y aportar las vitaminas suficientes. Son personas –en este caso hombres- que hacen que su autoestima se sustente sobre la buena disposición y el servicio 24 horas a los demás. Se sienten estupendamente bien haciendo un favor –o dos-, pero no comprometerán su devenir vital contigo ni pergeñarán un proyecto en común. Son individualistas, no les saques de ahí, no sirven como compañeros para recorrer juntos el camino…

También conozco al modelo “compañero intelectual” con quien es una auténtica gozada ir al cine –por el “cine-forum” cervecero de después- o acercarse al Guggenheim a ver la última exposición y olvidarse de la hora de la comida comentando la jugada. Esa persona con la que quedas para hablar del último libro leído o de la obra de teatro que ambos desearíais presenciar. Se sueña con viajes o se viaja en sueños, se espolea y excita el intelecto; la mente disfruta con un buen partenaire…y luego cada uno a su casita tan ricamente a estirarse solitariamente en una cama fría y vacía. A este le llamaría –con mucho cariño- “entrante o entremés”- algo rico para picotear que te abre el apetito y las ganas de más. Suelen ser poco románticos y emocionalmente algo analfabetos y basan su autoestima en sí mismos, es decir, más bien tirando a un narcisismo un poco endeble, pero narcisismo al fin y al cabo. Tienen su punto y su “aquél”, qué duda cabe, pero para una vez cada quince días como mucho…

Luego está el “alma gemela”; esa persona –sigo hablando de hombres porque soy mujer- que siente muy fuerte el empuje de su propia esencia como ser humano y que busca y rebusca en su interior el camino hacia la luz universal que se le muestra pedregoso y lleno de dolor, pero que está dispuesto a recorrer de la mano de alguien tan sensible como él o, por lo menos, que asienta en silencio a los raptos espirituales que él dice sentir y que son inefables para los demás; es decir, de muy difícil comprensión. Es un “primer plato” estupendo, ligero y saludable, digestivo y apetecible, pero esta persona nos considera cercanas a sí mismo, con una especie de hermanamiento espiritual que jamás traspasará la frontera de lo etéreo para adentrarse en los prados verdes del romanticismo o del retozo. Llenan una faceta muy importante en el puzzle afectivo de la mujer, pero no siempre están dispuestos a bajar a la tierra y posar los pies en el suelo…

Y como última pieza importante de este pastiche lúdico/afectivo está “el postre”, pero yo no tomo, paso de postre, es una costumbre o manía, llámalo como quieras, así que me libro del tipo fuerte, seguro de sí mismo, controlador y macho alfa que en algún momento de la vida de una mujer, hemos podido desear durante diez minutos seguidos. Es esa persona que sabe siempre lo que hay que hacer, que no duda, que basa su autoestima en el control de los demás, que maneja estupendamente bien las situaciones conflictivas y que…no permite que nadie se interponga entre su pensamiento y el deseo de su acción. Es decir, inviable para una convivencia con alguien que no sea un sumiso total y absoluto al que, por otra parte, tendrá en poca consideración cuando se aburra de darse golpes en el pecho…

Con una pizca de aquí y otro poco de allá haría yo el hombre ideal, pero no tengo ese poder y no me (nos) queda más remedio que elegir entre el amplio abanico de posibilidades o, simplemente, sonreir, aceptar lo que la vida nos ofrece y disfrutarlo, dejando para otro momento la decisión. Que bien puede ser quedarse como una está y dejar de romperse la cabeza.

Hoy me ha dado por encadenar tonterías…basadas en cosas muy serias. Lo que no he sido capaz es de hacer el “pachtwork” equivalente a “la mujer de tus sueños”. Lo dejo a la imaginación de los lectores esperando que sonrían por la boutade.

Tenemos todo el fin de semana –que se presenta gloriosamente nublado, frío y ventoso a pesar de que se inaugura oficialmente la temporada playera- para “inventar” a nuestro propio príncipe azul.

En fin.

LaAlquimista

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