martes, 19 de agosto de 2014

Feliz como una lombriz




Tengo muchos motivos para ser feliz y, como no siempre me acuerdo, hago una lista que colocaré en lugares estratégicos para los momentos bajos.


Soy feliz porque he aprendido a quererme a mí misma tal y como me merezco, no como opinan los demás.


Soy feliz porque el amor que nació conmigo sigue vivo y compartido.


Soy feliz porque tengo un corazón que late a pesar de los esfuerzos que alguna vez hice por pararlo.


Soy feliz porque mis ojos ven a los demás como son por dentro y no como se visten por fuera.


Soy feliz porque mis oídos saben escuchar críticas y alabanzas, la música y el silencio.


Soy feliz porque mis manos han aprendido a acariciar y no a golpegar.


Soy feliz porque me gusta más un beso que un pastel.


Soy feliz porque puedo distinguir el olor del cariño del de la envidia.


Soy feliz por todo lo que tengo que no sabía que tenía: fuerza para combatir y fe para seguir mi camino.


Y también soy feliz por todo lo que me falta porque sé que algún día llegará a mi vida. Y aunque no llegue, sé que seguiré siendo feliz.


Porque por fin he podido darme cuenta de que mi felicidad no depende de nadie más que de mí misma. Y porque el amor que siento en mi interior se mezcla con lo que recibo desde fuera: amor de mis hijas, de mis amigas y amigos, cariño y reconocimiento, generosidad, comprensión, apoyo y empatía. Este hermoso conjunto se nutre del amor que está dentro de mí, del cariño que reparto, del reconocimiento que otorgo, de cuando soy generosa y comprensiva y capaz de ponerme en el lugar de los demás para…simplemente, que sean un poco más felices.

Y así, soy feliz yo también.

LaAlquimista

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