viernes, 24 de julio de 2020

BITÁCORA ESTIVAL.- "Un gol en propia puerta"

Día 33.- (23 de Julio)

Voy apurando los días y las mañaneras de larguísimos paseos por la playa seguidos de esos baños de los que sales como los garbanzos, ya blandos y arrugados. Adoro vivir con el sol, despertarme al amanecer –esos pajarillos- y poner en marcha la maquinaria. Cada día descubro que mi faceta “solitaria” ha venido para quedarse. Luego, desayuno en la terraza, con ganas, con apetito y disfrutando de un café con leche y un panecillo tostado, bien untadito de tomate, con su aceite del rico y una pizca de sal. En silencio, adivinando los montes del fondo y admirando los árboles del primer plano. Este apartamento que he alquilado para prorrogar mi estancia tiene muchos más vecinos que el piso familiar; las terrazas son indiscretas si una se pone y se expone. Yo procuro tener mi música para no escuchar a los demás, pero hay veces en que te obligan a oir lo que hablan a voz en cuello. Justo esta mañana, con el regustillo del desayuno, una vecina ha dictado por teléfono su receta de “macarrones con chorizo y bacon con tomate frito y gratinados al horno con mucho queso”. No he podido resistirlo, por todos los demonios. Me he tenido que refugiar en el salón y cerrar la corredera de cristal hasta que se me ha pasado el malestar estomacal. Para colmo –las casualidades no existen- mi hermana me ha traído para comer pasta con marisco de un restaurante local. Un desastre lo que provoca la mente cuando se pone a ello, no he disfrutado, pero espero que no se entere. Para rematar he tenido un encuentro que ha salido todo lo mal que podía; me he puesto nerviosa y he hablado de más, metiéndome “un gol en propia puerta”. Hoy nos han metido con calzador el “Día del libro”, que conste que estoy a favor de la lectura al cien por cien, pero este año no hay Sant Jordi, ni sanfermines, ni fiesta mayor en ningún pueblo ni ciudad, hay que aceptar la realidad, qué caray, siempre andamos buscando “alternativas” de tres al cuarto. Vale, confieso, he ido al pueblo con mi malestar a cuestas a comprarme un libro para aliviar mi desasosiego emocional. Otro libro más, mi “consumismo” personal no se resiste a darme ese placer, sobre todo en un día como hoy que me han salido las cosas de suspenso para septiembre. Puedo pasar de los “trapos”, pero no del “papel impreso” en forma de libro. Al final, me ha seducido “Sapiens” del historiador israelí Harari (44 años) que lo han vuelto a poner de moda. Sólo me han hecho un 5% de descuento y ni rosa roja ni papel de regalo. (Qué esperaba yo) Hace ya un calor insoportable, los ventiladores a tope –el aire acondicionado me afecta demasiado a la garganta- y los mosquitos poniéndose las botas si pisas el jardín. Cuando me equivoco y hago algo mal me cuesta por lo menos un par de días perdonarme. A ver cómo duermo esta noche. A pesar de todo, felices los felices. Fotografía: paisajes que me tranquilizan.

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