jueves, 6 de noviembre de 2014

¡Cuánto nos queda por aprender!


 

Llegar a una edad provecta y creer que uno ya lo sabe casi todo suele ser un lugar común en esta sociedad que vive deslizándose por encima de lo superficial. Suele ocurrir con demasiada frecuencia, desgraciadamente. Por eso, cuando detecto en mi comportamiento un chirrido que llama la atención tanto como una familia de pulgas sobre el pelaje blanco de mi Elur, no puedo mirar hacia otro lado.

En los últimos meses me he aficionado al Nordic Walking, la “marcha nórdica” con bastones, ese deporte que es el pan nuestro de cada día en Alemania y otros países del Norte y que aquí sigue siendo “una cosa rara” entre la gente sana y deportista. Al caminar por la ciudad con los bastones especiales, la espalda recta, el paso rápido y los brazos realizando el movimiento específico del NW, la gente se  queda mirando como si fueras un enfermo escapado de algún Centro de Rehabilitación. Te miran (nos miran) como bichos raros cuando vamos en grupo, con el turbo puesto, atravesando los paseos de la ciudad a un ritmo impensable para los andarines habituales. Y ya ni te cuento cómo me miran cuando practico este deporte en solitario, sin el apoyo moral del grupo…!hasta se vuelven a mi paso!

Este supuesto provincianismo no es más que desconocimiento, obviamente y nada hay que hacer más que sonreir con la paciencia a flor de piel. El Nordic Walking es un deporte completo, eficaz, divertido y… barato. Con hacer un cursillo de tres horas y comprarse los bastones ya hemos completado la inversión que no superará los 70€ dependiendo de la calidad o marca de los bastones.

En mis paseos por el monte –con mis bastones y practicando la postura Alfa- me cruzo con muchos otros caminantes que andan 8 ó 10 kms. diarios como ejercicio saludable. Me miran –la primera vez- con cara rara, como pensando “fíjate, esta pobre chica, ya tiene que andar con DOS bastones a su edad” y espero que también se fijen en  que no voy con la lengua fuera, sino descansada y en que les adelanto por la izquierda con el intermitente puesto. Porque ahí está la gracia, en que la carga de mi peso se reparte entre brazos y piernas y no únicamente haciendo incidencia en las articulaciones de las rodillas y en las piernas y pies. Eso sin contar con que muevo el 90% de los músculos de mi cuerpo, que llevo la columna más tiesa que un palo y que bombeo sangre hasta el último rincón. Y como guinda del pastel quemo más calorías que los que van corriendo; es decir, adelgazo.

A un vecino andarín, le dije el otro día que porqué no se animaba a probar, que si lo hacía ya no lo dejaría y me contestó: “Gracias, gracias, pero todavía no necesito bastones…”. A otra persona, también andarina de monte, le quise hacer el artículo y me dijo: “Bueno, faltaría más que tuviera que pagar por aprender lo quehacer de toda la vida…” Anécdotas simpáticas, si no fuera porque denotan desconocimiento total del deporte, amén de un prejuicio puro y duro hacia todo lo que es novedoso o se sale de lo habitual.

Cuando, dentro de unos años, la práctica del Nordic Walking sea el pan nuestro de cada día, cuando los paseos, los montes, los parques y las calles de nuestro entorno estén llenos de “nordic walkers” con dos bastones, espero que alguien se acuerde de lo que intentamos compartir hoy en día los amantes de este deporte.

¿Sabéis que hay gente a la que le da vergüenza ponerse a caminar a paso rápido con los dos bastones? Porque dicen que se puede pensar que…están medio artríticos o así. Y ya no es únicamente el hecho en sí de compartir algo bueno que está ahí y que puede ser beneficioso para muchísimas personas sino que ya va siendo hora de que dejemos de lado esos pequeños prejuicios que nos hacen mirar al que hace algo diferente como si fuera un bicho raro. ¡Por favor!

Lo más importante, desde mi punto de vista, es que es una forma sana y eficaz de cuidar la salud, sobre todo para quienes, como yo, hemos traspasado la barrera de los cincuenta y no queremos convertirnos en ancianitos achacosos antes de tiempo.

En Donostia vamos poco a poco, como con todo, venciendo prejuicios y abriendo paso a base de santa paciencia.

En fin.

LaAlquimista

 
Por si alguien desea contactar:


 http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50                                                    

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario