lunes, 3 de noviembre de 2014

Pues qué le vamos a hacer...



Estamos demasiado acostumbrados a que las cosas sean como “tienen que ser”; no sé de dónde hemos sacado la certidumbre de que siempre nos vamos a poder salir con la nuestra y, claro está, cuando las cosas se tuercen o simplemente se paralizan y no avanzan… ¿qué hacemos aparte de llevarnos las manos a la cabeza?

Claro está que hay muchísimas personas que son capaces de no emperrarse en situaciones, ideas o conceptos y que, me temo, son los que mejor duermen y menos dolores de cabeza padecen. Puede que de ellos tengamos que tomar ejemplo…

¡Pues qué le vamos a hacer…! Decía mi tía abuela cuando se “escapaba” la leche y se derramaba encima de la cocina económica. Limpiaba, recogía y ponía más leche a hervir de nuevo. Canturreando.

¡Pues qué le vamos a hacer! Decía mi padre cuando, en mitad de la aventura que suponía ir con el SEAT 1500 y toda la familia dentro hasta la sierra madrileña, se pinchaba una rueda justo en el peor sitio. Nos mandaba a todas a coger bellotas y se ponía él solito a cambiar la rueda. Silbando.

¡Pues qué le vamos a hacer! Me enseñaron a decir en los tiempos en que practicaba un cierto tipo de yoga, cada vez que los pequeños problemas de la vida cotidiana llamaban a mi puerta. Todo tiene arreglo en esta vida menos la muerte y ésa…!ni siquiera existe!

Hoy mismo me he dado cuenta de que con excesiva frecuencia tomamos como algo “personal” una circunstancia que nada tiene que ver con nosotros. Cuando alguien lanza un comentario desde su punto de vista y se estrella de frente con nuestro pensamiento podemos rebotarnos, enfadarnos, sentirnos agredidos…cuando bien podíamos decir: “!y qué le vamos a hacer!”

Cuando nos estallan en la cara los miedos del otro y nos envuelven como si fuera un tornado de aire, polvo e indecisión… en vez de dejarnos arrastrar por esa energía que no nos corresponde, bien podíamos decir: “!y qué le vamos a hacer!”

O en el caso más que probable de que vayamos por la calle y nos tropecemos con una persona que es infeliz y nos mire con mala cara o nos suelte su indiferencia, su malestar o su egoísmo…en vez de enturbiar nuestro equilibrio y desajustar la paz interior enfrentándonos al exabrupto…nadie nos impide pensar: “!y qué le vamos a hacer!”

Porque lo que tiene arreglo hay que arreglarlo y lo que está fuera de nuestro alcance es mejor dejarlo que siga su curso y que cada cabo aguante su vela.

¿Que la pareja no cumple sus promesas? Pues qué le vamos a hacer. O cambiamos de pareja o dejamos de exigir promesas.

¿Que mi amiga me deja plantada cambiándome por otro plan? Pues qué le vamos a hacer. Igual es el momento de hacer nuevas amistades.

¿Que no me ingresan la nómina en la fecha prevista? Pues qué le vamos a hacer. Una dieta a base de verduras y cereales puede ser estupenda para limpiarse por dentro.

Hay situaciones cotidianas que no tienen excesiva importancia; se la damos nosotros y así nos amargamos la vida de a pocos.

Aquí, en el blog, lo compruebo casi cada día así que…!qué le vamos a hacer!

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario