Me he despertado a las siete menos cuarto, como casi todos los días desde hace treinta y ocho años. Da igual que tenga que ir a trabajar o que me “hayan” prejubilado, mi despertador mental sigue funcionando a pesar de que le quito las baterías cada noche; tiene vida propia.
Me he despertado de buena mañana, pero hoy no puedo moverme demasiado, ni levantarme para desayunar siquiera, porque tengo hora en el Ambulatorio para hacerme una ecografía de estómago y me han explicado claramente que tengo que ir en ayunas. Hasta aquí normal, pero la gracia del enano consiste en que me han dado hora a ¡las 12 y cuarto del mediodía!
Cuando me comunicó la administrativa encargada de dar la cita previa la hora que me tocaba, se sonrió. Y no porque yo le hubiera caído bien, sino porque ella YA SABÍA que me estaba poniendo ante una situación surrealista, o cuando menos atípica. –“¿Cómo, le dije yo impulsivamente, a las 12 y cuarto del mediodía y en ayunas…Pues ya me pueden enviar un enfermero cachas para que me traiga en brazos que si no voy a tener que venir arrastrándome!”
Le hizo gracia mi comentario –como no podía ser de otra manera ella estaba esperándolo y entonces, con una sonrisa que no debía llevar demasiado tiempo ensayando me espetó a la cara: “Ya sabes, LOS RECORTES”. -¡Oiga que los recortes no los he impuesto YO!”, a ver si encima de padecerlos en primera persona hay que aguantar el cachondeo…!
Es como si voy a echar gasolina y el “gasolinero” me da la charla por el aumento de los impuestos que gravan el combustible. Igual tengo que llevar un Certificado de la parroquia en el que conste que juro ante los dioses que NO he votado al equipo en el poder…
¿Qué me cuentas a mí de que los recortes obligan a hacer pruebas EN AYUNAS pasada la hora del Ángelus? ¡Porque soy una chicarrona del norte, que ya me estoy imaginando que le hagan lo mismo a un ancianito de ochenta años! Y eso sin contar con que iré a la hora señalada y tendré que esperar dios sabe cuánto tiempo hasta que me llamen…
También me dieron hora para acudir al especialista del estómago con el resultado de la ecografía que me van a hacer hoy (si es que aguanto la debilidad y consigo arrastrarme hasta el ambulatorio dentro de CUATRO horas):dentro de tres meses. Oye, qué guasa, ¿Tres meses de lista de espera? Pues claro, se desternillaba la administrativa, ya sabes, los recortes… y me miraba con una mirada que no supe interpretar si era de malicia cómplice o de “yo me he quedado sin paga de navidad y tú te fastidias también”.
Pues eso, que aquí estoy, dándole a la tecla en ayunas, porque no se me ocurre levantarme y empezar con mi rutina diaria, a ver si me va a dar un vahído y en vez de acudir a la consulta de la ecografía tengo que pulsar la tecla roja del teléfono para que vengan a recogerme con pala.
Elur desayuna sus bolitas de pienso masticando con fruición. ¡Qué suerte de vida de perro que tiene!
En fin.
LaAlquimista
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