martes, 9 de septiembre de 2014

Blog abierto por vacaciones







Parece un sinsentido hablar de vacaciones desde el punto de vista de una persona prejubilada que, a efectos prácticos, ya no tiene que acudir a fichar ni un solo día más de su vida. Es decir y como he empezado a pensar hace un tiempo, es una situación en la que “todos los días son víspera de fiesta”. Sin embargo, la mente elige sus propios derroteros y no siempre son los que figuran en el mapa emocional.

Por ejemplo: lo de madrugar. Que durante treinta y seis años lo haya hecho por obligación y ahora lo siga haciendo por devoción. ¡Pero si no tengo prisa, si me puedo quedar en la cama hasta que me dé la gana! Pues nada: a las siete menos veinte, PLAF, ya estoy con las pilas puestas; pero no me importa, porque lo que verdaderamente condiciona es el hecho de que, cuando te acuestas, SABES que no hay prisa, SABES que no conectas el despertador y ahí está la gracia y el disfrute. (Entre otras cosas)

Con el tema de las vacaciones pasa tres cuartos de lo mismo, que no tienes marcados en rojo en el calendario los días anhelados en los que vas a hacer tal o cual viaje sino que se presenta ante ti –el calendario“laboral”- como una vasta extensión de posibilidades que, hay que saber“montárselo”, porque si no espabilas se puede convertir en el desierto del Kalahari. Así que le doy a mi mente el alimento al que está acostumbrada desde hace lustros y empiezo a hacer las maletas unos días antes del solsticio de verano y me voy de vacaciones a mi otro mar, el Mediterráneo.

Estar de vacaciones significa en mi código personal desconectar de las cargas vitales habituales. Parar el ritmo –a veces frenético- que nos imponemos y seguir bailando con otra música; puede que sea un lánguido bolero o un frenético rock, pero será mi nuevo ritmo, el elegido únicamente por mí, sin interferencias ni imposiciones ni compromisos.

Es un privilegio que se adquiere con la edad. Los hijos crecen y ya no hay que llevarlos a la playa o a la piscina o al parque temático; ni dar largos paseos en bicicleta ni mucho menos esperar a que den las doce de la noche para que se vayan a la cama y entonces disfrutar de un tranquilo gintonic en la oscuridad fresca de la terraza casera. Ahora es el tiempo de elegir libremente o de consensuar generosamente, según el caso.

Sin embargo, hay no pocas personas para las que el concepto“vacaciones” significa únicamente dejar de trabajar; con eso les basta y no les critico, aunque a veces me he sorprendido cuando me contaban que no hacían nada especial en ese período no laborable porque nada especial les apetecía hacer. Bueno, está claro que no he contado con ellos nunca para mis planes…

Mi “trabajo” en esta nueva época de mi vida es mantener este blog, -y alguna que otra “chapucilla intelectual”, pero me han dicho que ya está bien de no cerrarlo por vacaciones en casi cuatro años, que ya va siendo hora de que tome un poco de distancia de mis “pequeñas filosofías en zapatillas”y de las palabras cotidianas que unas veces son reflexivas y otras sencillamente livianas.

Así que escucho a mi voz interior –que sabe mucho más que mi ordenador central de ahí arriba- y le hago caso. Pero en vez de dejar el blog cerrado lo voy a dejar abierto, para que quien así lo desee pueda darse una vuelta por el “parque común”, hacer sus comentarios, pisar el espacio solitario que queda un poco en penumbra pero cuya puerta sigue abierta para los visitantes amables. Como es de todos, todos lo podremos usar, incluso yo misma, vendré algún día a dejar una pequeña flor en la pantalla para recordaros que, aunque esté de vacaciones, sigo ahí, aquí…

Ahora que ya hemos aprendido a estar en contacto de muchas otras maneras…lo virtual es únicamente un agradable efecto colateral.

Abrazos, bendiciones y cariños.

Por fin.

LaAlquimista

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