Y este es el caso de la pareja que se compromete a una hipoteca, luego se casa por aquello de contentar a todo el mundo, tiene la parejita y al cabo de veinte años deciden que ya está bien, que la cosa no funciona y que mejor cada uno por su lado. Entonces hay que entrar a por uvas.
La mujer se quedará con la vivienda familiar –mientras tenga la guardia y custodia de los hijos y éstos habiten con ella y no tenga la honestidad suficiente para darle a su esposo el 50% que le corresponde-, la mujer recibirá –en nombre de los hijos y para ellos- una pensión por alimentos y para ella habrá algo más según tenga sus propios ingresos o no. Una situación comprometida que puede ser sostenible o angustiosa (en función de que el ex cumpla con sus obligaciones económicas o no lo haga).
Pero vamos a hablar del “ex”, de ese hombre que recobra su libertad ¿? y de su situación. Para empezar ha tenido que buscarse un piso de alquiler porque se supone que a ciertas edades no se vuelve a casa de los padres a pedir asilo político; para seguir tiene que continuar pagando el 50% de la hipoteca del piso que ha compartido con su familia y para la cual no hay divorcio posible (la hipoteca). Y para terminar hacer frente al pago de la pensión a los hijos hasta que estos se independicen o se cumpla la edad que marca la ley en estos casos. Conclusión: que más vale que tenga un sueldo superior a los 3.000€ o las va a pasar más que canutas.
Yo conozco a alguno; arrastrando sus cuatro pertenencias por apartamentos de alquiler mientras la ex vive cómodamente en la ex vivienda familiar con su nueva pareja y el padre sigue haciendo malabares para llegar a fin de mes cumpliendo con todos sus compromisos. (Estos hombres es difícil que se echen otra novia; a ver quién quiere cargar con esta rémora anímica y económica)
Y conozco el caso contrario; ese en que es ella la que se marcha, la que abandona a los hijos con el marido, la que se busca la vida por su cuenta porque está harta y… no paga nada. Ni pensión alimenticia a los hijos ni cuota de la hipoteca, y el hombre –como se ha quedado al cuidado de los hijos- siente que sigue siendo su responsabilidad apechugar con todos los gastos y no le exige a ella que cumpla con sus obligaciones monetarias.
¿Por qué se dan estas situaciones tan dispares e injustas si la Ley es igual para todos? Debe de ser que el hombre… sigue siendo hombre y… para según qué cosas ellos se bastan solos.
En fin.
LaAlquimista
http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50/
Por si alguien desea contactar:
apartirdeloscincuenta@gmail.com
Parece que la ley en algunos casos puede no afinar mucho. Para evitarse problemas, antes de casarse, la gente deberían suscribir un contrato privado indicando las condiciones y compromisos que se adquieren en caso de accidente. Lo que pasa es que en esos momentos es todo tan... bonito y perfecto...
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