Nacida al borde del mar no me enseñaron a nadar y la playa siempre fue para mí un hervidero de arena pegajosa y multitud. El Sol fue descomponiendo poco a poco mi ADN hasta que, hace seis años, en un aviso único y contundente, me expulsó para siempre de sus huestes adoradoras. Como es bien sabido, cuando una puerta se cierra otra hay que se abre y volví mi deseo de cara a “lo verde”.
Y me enamoré del bosque, de todos los bosques que he podido disfrutar en estos últimos años –que han sido muchos y cercanos- habida cuenta del privilegio que supone vivir en esta tierra donde la Naturaleza nos ha hecho un regalo inmenso que no siempre queremos valorar.
Los bosques del SudOuest francés, hermosos y desiertos fuera de temporada, hollados por animales salvajes que se esconden de las bicicletas y te miran desde lejos cuando simplemente caminas. Los bosques de Guipúzcoa, mi tierra, plenos de sorpresas nunca terminadas de descubrir. Y el último regalo recibido: la amistad de quien conoce y ama los bosques de Navarra y hace partícipe de ello a quien le quiera acompañar.
Hace un par de años una amiga me contó maravillas de una excursión guiada que había hecho por el Señorío de Bertiz. Puso unas fotos –espectaculares- en Facebook y no pude resistirme al canto de las sirenas; el fin de semana siguiente ya estaba esperando a primera hora de la mañana a la entrada del Parque a que llegara Juan Goñi, el amigo“pajarero” (como él gusta en llamarse) que nos acompañó en una mañana PERFECTA de descubrimiento del bosque. Y a esa excursión siguieron varias más, todas ellas emocionantes. Como la que nos llevó hasta las Bardenas de Navarra retrocediendo en el tiempo en las “Bardenas Blancas” y profundizando en el sotobosque de las “Bardenas Negras”.
Juan ofrece sus conocimientos profundos sobre el bosque y sus habitantes a todo aquel que desee compartirlos. Y regala su poesía, sus cuentos e historias de otros siglos despertando a ese niño dormido que todos tenemos dentro, tan olvidado y a veces triste. Leyendas y mitos viajan de su mano mientras caminamos entre robles y hayas, sorteando viejas carboneras y bebiendo de manantiales eternos y transparentes. Casi esperando vislumbrar en un recodo del camino a su “doncella y el unicornio”: el cuadro sería entonces soñadoramente perfecto.
Cada fin de semana –y más en temporada de verano- Juan Goñi desde www.navarraalnatural.esnos propone una nueva ruta, un nuevo pequeño desafío, un paseo por bosques y montes de forma relajada, ideales para la gente “a partir de los cincuenta”,para quienes amamos la naturaleza y deseamos disfrutarla pausadamente, sin cansarnos demasiado y compartiendo historias y cuentos que nos devuelvan el recuerdo de la niñez.
Poeta provinciano,
pajarero,
vengo y voy por el mundo,
desarmado,
sin otrosí, silbando,
sometido
al sol y su certeza,
a la lluvia, a su idioma de violín,
a la sílaba fría de la ráfaga.” Pablo Neruda
pajarero,
vengo y voy por el mundo,
desarmado,
sin otrosí, silbando,
sometido
al sol y su certeza,
a la lluvia, a su idioma de violín,
a la sílaba fría de la ráfaga.” Pablo Neruda
Os invito a compartir, a disfrutar, a gozar de la Naturaleza; ese tesoro que ningún Gobierno puede–todavía- “recortar” ni “corromper”, aunque lo hayan intentado en no pocas ocasiones.
Felices planes, felices ilusiones. Feliz otoño en el bosque.
LaAlquimista
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