jueves, 16 de octubre de 2014

Vampiros energéticos



Yo también, como todos, quiero llegar a ese punto en el que las cuitas ajenas no me afecten y pueda escucharlas –e incluso ayudar- sin por ello desgastarme en exceso. Pero la realidad es muy otra; por mucho que me esfuerce en no permitir que me sea absorbida la energía más de la cuenta, hay personas que son capaces de batir todos los récords en el cotidiano tema de contar penas. ¿Quién se libra de ello?

Cuando alguien a quien estimas o incluso quieres no para de condolerse de lo mal que le va la vida y cada vez que te llama la conversación oscila alrededor de su ombligo y las pelusillas que atesora, no queda más remedio que tascar el freno, hacerle ver a esa persona que así no puede ser... o dejar que nos vaya absorbiendo la energía.

Es curioso, porque suele ocurrir que te preguntan qué tal estás tú para –sin solución de continuidad- explayarse sobre las mil y un miserias que le han ocurrido en su entorno. Que si en el trabajo todo va mal, que si su ex le aprieta las tuercas, que si su hija la mayor se ha vuelto a quedar en el paro… y así durante los primeros veinte minutos, que es el tiempo que se tarda en conseguir un resquicio para meter tu cuña y decir…eh, para el carro que se ha acabado el duro.

Entonces llega la gran disyuntiva: ¿me pongo triste o me cabreo ante la actitud de esa persona desconsiderada? Aunque cualquiera de las dos opciones va a ser malinterpretada o incluso vituperada. Es decir: si se opta por pedir la palabra e intentar hacer ver que tanta pena repetitiva no hace más que entristecernos por dentro ya que no podemos ayudar de ninguna manera, se llega rápidamente al famoso: “si lo sé no te cuento nada”. Por el contrario, si expresamos nuestro disgusto ante el agobio que nos produce el desgaste excesivo de energía escuchando siempre la misma cantinela de problemas repetitivos, entonces nos toca escuchar el también conocido: “perdona, no te volveré a llamar”.

La única ayuda que solicitan es que les escuches; no quieren consejos, ni reconvenciones, ni mucho menos recordatorios de que lo que les pasa se lo han labrado poco a poco durante un montón de años. También exigen que te intereses por el devenir de sus angustias y es más de lo mismo pero pagando tú la llamada. Concluyendo que, hagas lo que hagas, el que no sabe más que ver la vida de manera negativa, cuando está contigo te pasará esa negatividad... mientras te absorbe la energía en nombre de la amistad, del cariño o de lo que sea.

Lo cuento por si a alguien le pasa y no se había dado cuenta de que los vampiros sí existen.

En fin.

http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:
apartirdeloscincuenta@gmail.com





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