Dame una noche tibia de fin de septiembre en Sevilla, con el último sueño del verano acariciando el reflejo del primer sueño del otoño; dame un recuerdo por estrenar y dos horas de tiempo para inventar la vida. Dame amigos y cariño, dame música, dame alegría y, para que todo sea perfecto, dame también poesía.
Marta tiene reservado un espacio en mi tiempo, con sus letras y su fuerza, y yo no lo sabía...hasta esta noche de luna llena y poesía.
“Cantes de ida”
Fría. Estéril. Sin sentido
No me dejes con mi brújula
(suicida)
Oscura
Entre árboles iguales
No me sueltes en esta
Cucaña infinita
Circo enjabonado.
con cemento en los bolsillos.
No le quites
el tapón
a la bahía”.
La noche empieza en “El perro andaluz”, sala surrealista en la calle de Bustos Tavera, donde entramos de la mano y salimos con las alas desplegadas. Noche de luna llena y poesía; noche de amores que siguen estando vivos porque así lo quiere la poeta; morirían de otra forma si nadie los cantara con música de voz quebrada.
Marta ha publicado un libro: “Extraviada”, que ahora guardo en mi bolsillo, dedicado. Y en el alma el recuerdo de la poesía. La noche murió envuelta en nubes que arroparon una luna grande y fría. Algunos amantes acudieron a la cita; otros, como siempre, cerraron las ventanas para no sentir lo que ocurría fuera, para ahogar durmiendo lo que pugnaba por dentro. La vida es menos sin poesía.
“Punto de fuga”
Que mi boca se abra y no pare
Mi cuaderno de sábanas que abrazan y escupen.
Que me salga el amor y la ira, la condena y el tedio
Mis tobillos morados pegados a tierra.
Que las palabras me vuelvan para ponerlas al filo
Que la música me conjure
Que la música me conjure
Que mi boca se abra y no pare”
Gracias, Marta, por empujar a una mujer “extraviada” dentro de la profunda poesía que emanas.
En fin.
LaAlquimista
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