viernes, 10 de octubre de 2014

La Ley de la casualidad/causalidad



Todos hemos oído hablar de aquel que llegó tarde al embarque de un avión que luego se estrelló; o quien no pudo arrancar el coche porque se había dejado las luces puestas y tuvo que ir en autobús aquella mañana al trabajo y en el trayecto conoció a la madre de sus hijos que se había olvidado el monedero en casa y a la que le pagó el billete. Son incidencias que forman parte del anecdotario válido para las sobremesas con no demasiada enjundia conversadora.

Sin embargo, en el día a día, se siguen dado continuamente esas casualidades/causalidades que, si no estamos atentos, se nos escapan.

Ahora mismo recuerdo unas cuantas. Unos conocidos llevaban hablando de irse a vivir juntos durante unos cuantos años; al final él se echó para atrás y no quiso ir a vivir a la casa de ella y justo a la semana su casero le dijo que tenía que dejar el piso y… claro, se quedó en la calle. Curioso. Pero más lo es todavía el caso de la mujer londinense que conoció a un hombre español y lo dejó todo por amor y se vino tras su estela a vivir a la tierra del sol y cuando él se cansó ella conoció a un hombre inglés que vivía en España y que no quería otra cosa que poder volver…y volvieron juntos a Londres.

¿Casualidades de la vida o las causas de nuestras decisiones?

¿Por qué estoy en mi otro mar, sola, mirando el sol ponerse entre los árboles y perfilando las montañas del fondo? ¿Qué sentido tiene estar aquí y no allí? ¿Será acaso que la casualidad va a danzar su baile en brazos de la causalidad para cambiar mi vida de nuevo?

Cada vez que cerramos una puerta se abre un ramillete ingente de nuevas posibilidades. Cada vez que nos cierran una puerta, puede que nos estén dejando libres para que volemos hacia otros cielos, para que la vida nos sorprenda con algo magnífico… ¿Por qué no? Cuando un amor se marchita, cuando un sueño se agota, cuando el misterio deja de interesar… queda la maravillosa casualidad esperándonos en una esquina para hacer que sonriamos de nuevo brindándonos una nueva “causa” por la que suspirar…

En ello confío, todavía.

En fin.

http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50/

LaAlquimista

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