martes, 4 de febrero de 2014

Hombre maduro vs culo duro


A veces hay temas de los que te apetece mucho hablar pero te da un nosequé abordarlos y al final recuerdas que cumplir años sirve también para ir eliminando tabúes, así que allá vamos. Pues eso, ¿qué nos gusta más a las mujeres maduras, un hombre con los aladares plateados (cursilada para decir ‘con canas en las sienes’) o un jovenzuelo de unos treinta bien prieto de carnes?

Desde siempre se ha explotado esa supuesta admiración de la mujer joven e inexperta por el hombre “interesante”, “madurito” y con mucho “savoir faire”, admiración real en muchos casos, sobre todo si se deriva hacia el lado izquierdo del plexo solar (donde se asienta la cartera) y a nosotras las ‘interesantes maduras’ nos dejan con el deseo morboso de un joven atraído por la mucha (supuesta) experiencia (sexual).

Y bien ¿A dónde va una mujer de 50 con un señor de 65 años? ¿A dónde va con un bollycao de 35? Qué manía de intentar compensar ausencia de músculos con neuronas si cada cosa sirve para lo que tiene que servir en el momento adecuado. Aunque habrá quien diga que hay muchachotes con un C.I. elevadísimo, pues sí, efectivamente, esos son los que me gustan a mí…pero cuando han cumplido los cincuenta.

Porque el que tiene pocas luces a los treinta no creo yo que mejore mucho porque le caigan varios quinquenios encima y el que de joven era chaparrito y calvo… ¿crece acaso y le sale el pelo a los cincuenta?. El que tuvo, retuvo. Así que dejo la partida en tablas: ni para ti ni para mí, quiero un hombre de mi quinta, que se quedó despierto de madrugada para ver cómo el hombre llegaba a la Luna, un hombre que se acuerde de lo que sintió cuando vio la primera minifalda, de los que compraban libros de Ruedo Ibérico para enterarse de cómo iba el mundo y que aprendió a hacer el amor a una mujer desconociendo la existencia del ‘punto G’ (y ni puñetera falta que le hacía cuando se amaba con alegría, ilusión y mucho empeño).

O sea que ‘cada oveja con su pareja’ y por mí que se queden los ‘del culo duro’ a repartir entre las chicas de carnes prietas, -mejorando lo presente-.
En tiempos de incertidumbre mejor apostar a caballo ganador.

En fin.


Escultura de Camille Claudel

Por si alguien desea contactar:
apartirdeloscincuenta@gmail.com

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