miércoles, 19 de febrero de 2014

La crisis de puertas para adentro


Una cosa son las estadísticas y porcentajes y otra muy distinta lo que ocurre dentro de casa al abrigo de todas las miradas. En el bar se sigue tomando café, pintxos de tortilla y cervezas aunque a la mujer le hayan echado del trabajo y ya no haya manera de pagar la hipoteca y mucho menos llegar con decencia a fin de mes. Uno no puede decir que no puede permitirse el ‘lujo’ de gastar cinco euros en el bar todos los días cuando en casa se cena huevos todas las noches, hay que ‘mantener el tipo’, hacer como si esto de la crisis fuera algo terrible sí, pero que les está pasando a los otros. Nos da vergüenza.

De repente todo son excusas –el niño enfermo, la suegra ingresada, un dolor de estómago- para no acudir a las cenas de los viernes (50€ con las copas), una amiga te llama para que le ayudes a teñirse el pelo en casa (otros 50€ de peluquería para el bote) y tú acabas abriendo el armario y decidiendo que, efectivamente, aunque no tengas ‘nada que ponerte’ está hasta las cartolas de ropa (el armario), hasta el día que necesites un sudario.

Es que da vergüenza, mecachis, después de treinta años trabajando contar a los amigos que ya no puedes pagar una interina que te haga los baños, que con la ropa de la primavera pasada te vas a apañar perfectamente (con las blusas de florecitas de Laura Ashley del año de Maricastaña que se han vuelto a poner de moda), que este año ‘ apetece mucho’ ir al pueblo que hace tiempos que no vamos, por no decir que es imposible rascar los mil euros por persona que cuesta una semana en Estambul que es lo que apetece de verdad.

Y como mantenemos la ficción de ‘no pasa nada’ o lo que es peor, de que podemos superarlo o encajar los golpes económicos con holgura, el sueño se altera y nos tiemblan las manos de sujetar tanta mentira.
Por eso los bares están llenos solamente los días de partido.

En fin.
http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50/
LaAlquimista

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