martes, 4 de febrero de 2014

Hormonas a tutiplén


Qué suerte tenemos de vivir en un tiempo en el que la química se pone al servicio de lo físico y nos pone parches (literal) cuando las revoluciones van bajando de vueltas. Porque antes antes, ya se sabía, cuando a una mujer le venía ‘la retirada’ –suena a claudicación de ejército ¿acaso lo sea?-, pues quedaba fuera de onda para muchas cosas. El marido se tenía que aguantar los sofocos y los dolores de cabeza y prepararse él mismo a que le tocara su turno.

Pero si ellos tienen la Viagra, nosotras tenemos las hormonas. De diseño, sintetizadas, francesas, suizas o americanas (del Norte), en cualquiera de sus formas, el TRH (Tratamiento de Reemplazo Hormonal) nos pone las pilas a las de cincuenta y… pasa lo que pasa.

Que las ganas vuelven. Sí, vuelven a bombo y platillo, no como el hijo pródigo sino como los hijos a casa por Navidad, llenos de regalos, sonrisas, alegría y muchísimas ganas de pasárselo bien.
Y ellos, si no han acompañado al médico a ‘su señora’ se quedan a cuadros. - Pero…¿de dónde le salen a esta estos furores que antes no tenía? Fijo que se ha echado un ‘querido’, pero…no, hombre qué va, imposible, si mi mujer sólo tiene ojos para mí… Entonces ¿cómo es que está tan guapa de repente? Y contenta, que en vez de montarme la pirula porque me quedo dormido delante de la tele después de cenar, me despierta metiéndome mano, me empuja a la cama y…!que tengo que madrugar mañana…!

Y bueno, pues eso, que estamos de un florecido las ‘chicas hormonables’ que lo percibe toda la fauna que hay por la calle, en el trabajo, en el súper, en el bar… ¡!hasta el de los cupones!

Dicho queda como aviso a navegantes.

En fin.

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