viernes, 14 de febrero de 2014

Sírvase Ud. mismo (o cómo los curas descansan)




No es bueno desgastar la propia capacidad de asombro, conviene que esté operativa para que el cerebro y el corazón puedan seguir ‘experimentando’ sensaciones y emociones varias. Tales como, por ejemplo, la indignación.

Si cuando hice el Camino de Santiago me dejó boquiabierta el hecho de que en no pocas iglesias la misa fuera un CD grabado (comprendo y apruebo la falta de personal en el gremio eclesiástico), si aluciné porque algunas de las más importantes catedrales que jalonan el mismo tuvieran horario restringido (de 10,00 a 13,00 y de 16,00 a 19,00horas), -se ve que la siesta es ‘sagrada’-, lo que ya eleva mi capacidad de asombro a su límite tratándose de estos temas son las maquinitas de ‘Sírvase Usted mismo’. Metes 2 euros (admite monedas de 1€ y 2€), et voilà!, ya tenemos en la mano la medalla correspondiente a la gran catedral de Notre Dâme. No hace falta precisar que las máquinas expendedoras en cuestión están ubicadas en lugares estratégicos DENTRO de la iglesia. Lo que no han conseguido todavía es que una voz angelical te diga: “Votre medaille, merci…”

Sinceramente, no sé para qué la gente (los turistas) visita las grandes iglesias si les bastaría con sacarse la consabida foto frente a su fachada. ¿Por qué tienen que entrar –puerta de la derecha- en río humano, cámara en ristre, rodear altares y capillas a paso de velocista y salir a empujones –puerta de la izquierda- enturbiando el recogimiento de los que, curiosamente, están intentando orar?. La respuesta es bien sencilla: porque al ‘jefe’ le interesan las hordas que van dejando ofrendas en los cepillos para poner velitas a tal o cual virgen, a tal o cual santo. Y luego, a la salida, la medalla. Es un negocio redondo, poco mantenimiento y riesgo cero. Eso sí, no busques un cura que no lo encuentras excepto en los horarios de misas y confesiones.

No muy lejos de Notre Dâme está la gran Mezquita. Diríase que es un viaje en el tiempo y en el espacio hacia el Sur, hacia el silencio y la paz. Ni sueñes que te van a permitir ENTRAR en el espacio de oración, ni sacar una sola foto de los fieles, ni del interior de la mezquita.
Como debe ser. Mira, por una vez voy a darles la razón.

En fin.

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