miércoles, 19 de marzo de 2014

Da miedo (y vergüenza) leer un periódico



O encender la televisión a la hora de las noticias. Estar al día de lo que acontece en el mundo me provoca –cada vez más- un cansancio anticipado, como si tuviera que ir al dentista todos los días sin remisión, pero no queda otra que informarse, proveerse de la ración diaria de estremecimiento, indignación y tristeza.

¿Adónde se dirige la Humanidad? Leyendo el libro “El sueño del Celta”, obligado Vargas Llosa de moda, rememorando inevitablemente “El corazón de las tinieblas” de Conrad, el desaliento y angustia de aquel Kurtz de tantas pesadillas, Marlon Brando que estás en los cielos, y siguiendo al informador y a la noticia, cien años después de la iniquidad que no cesa, resuena en mi corazón la pregunta: ¿habrá alguna luz entre tanta tiniebla?

Me descorazono, la verdad, me entra miedo de los derroteros tortuosos por los que nos dirigimos hacia una debacle más que cierta. Quisiera no verlo, instinto de protección atávico, aunque sé que todavía me quedan muchas noches sin dormir. Sentarse frente a las noticias cotidianas y no estremecerse es el miedo que me atenaza; que llegue un momento en que ya nada nos desequilibre, que se deje de blasfemar ante la injusticia, que se acepte el dolor –ajeno- como parte del decorado. Merendar esta pequeña filosofía en zapatillas junto con el Earl Grey diciéndome que el mundo es así, qué le vamos a hacer, el ser humano ya se sabe, qué a gusto se está en casa, calentita…

Afortunadamente tengo la mente y el corazón inquieto, afortunadamente no se me duerme la conciencia –aunque haya intentado muchas veces anestesiarla- y sigo rabiando cuando leo las noticias, las leo nunca las visiono, odio la televisión y la fuerza y el poder de las imágenes que nos imponen, degollamiento en directo a la hora de comer, lapidación en pareja para cenar y documental sobre cualquier barbaridad en la 2. Me niego.

Lo paso mal y eso es lo bueno, que sigo despierta –aun en la madrugada- y me digo y me repito que da miedo leer un periódico,-de los buenos-, que cada vez le van quedando al ser humano menos refugios, si acaso un reducto de espiritualidad, y la mente, por supuesto, siempre la mente para tener los pies en la tierra y no dejar de luchar contra lo que está pasando. Luego está lo otro, el panem et circenses nunca pasado de moda, visionario Juvenal. Que los que miran todas las noticias y leen tres periódicos cada día parece que no se quieren enterar…

En fin.

http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50

LaAlquimista

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