Empecé el viernes con una sesión de sidrería con el C.L.B , -mi club favorito- pero como no me apunté a las copas subsiguientes porque tenía que conducir no se disparó demasiado la cosa. 26€. El sábado por la mañana, después de la caminata de dos horas y media para terminar de metabolizar tanto bacalao, tanta txuleta y tanto queso con nueces (que la sidra es diurética) , me junté con el vecino que volvía de hacer la compra (sí, el de las torrijas) y me propuso ir a tomar el aperitivo. Como venía mordiéndome los nudillos del hambre accedí a los calamares con marianito (muy digestivo) y me invitó, así que eso no cuenta, pero me apetecía contarlo para que rabien las envidiosas.:-)
Por la noche, después de la siesta reparadora –que los marianitos son más traicioneros que el vecino- y de una tarde tranquila y sosegadamente familiar, el cuerpo seguía pidiendo guerra o, por lo menos, ponerse guapa y salir a “dar una vuelta”. ¿Qué mejor que unos pintxos, una sesión de cine (“La llave de Sarah”, pasable sin más), y un par de gintonics para digerir la película? Y mirar las estrellas que estaba el cielo tan bonito que daba pena recogerse… Todo incluido con el taxi de vuelta a casa por 40€.
El domingo, soleado, con subidón de temperatura y ganas de excursión, nos fuimos a Zarautz a celebrar el santo de mi hija pequeña. Fotos, paseo, aperitivo, comida en restaurante –discreto de precio y generoso en calidad- (el asador Lagunak que el Telesforo estaba lleno) nuevo paseo para ayudar a la digestión, café reposado donde Arguiñano y dos peajes de autopista por el módico precio de 84€.
O sea, que según Pitágoras, me he gastado en un fin de semana la nada despreciable cantidad de 150€ (Ya sé cuánto supone al mes, ya sé…y también sé lo que me va a tocar hacer el próximo “finde”)
Conclusión: salir por ahí es sólo para los… que tienen más dinero que yo. Pero que me quiten lo bailao… Eso sí, tanto el viernes, como el sábado, como el domingo al mediodía había más gente en todas partes que en la guerra, la sidrería reservada desde hacía semanas, los bares el sábado por la noche a reventar y el restaurante del domingo con dos turnos y gente esperando. ¡ Menos mal que estamos en crisis ¡ Ah, eso sí, que conste ante notario que tanto la gente de la sidrería como la del asador era de lo más “normalita”… vamos, se me entiende ¿verdad?, así que… o nos quejamos menos o aquí pasa algo raro.
En fin.
http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50
Laalquimista
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