domingo, 16 de marzo de 2014

Los timos telefónicos y la santa paciencia

 
En estos tiempos críticos en que es tan difícil ganarse los garbanzos, el ingenio sigue siendo aguzado por la necesidad y no poco. Buena prueba de ello son esos teleoperadores que se identifican como trabajadores de una compañía telefónica –la de siempre, la de toda la vida- y acceden a nuestro tiempo y nuestra confianza esgrimiendo las más burdas mentiras. Lo cuento.

El identificador de llamadas detecta un 91 de Madrid. Una se queda pensativa y piensa: bueno, no conozco a demasiada gente en Madrid (y alguna que conozco mejor que no me llame nunca), pero nunca se sabe, así que contestas y ya estás perdida los próximos quince o veinte minutos en los que una insinuante voz va a hacerte sentir como la princesa del cuento.

Un hombre con acento marcadamente sudamericano dice ser Oswaldo o Néstor no sé cuántos y te comunica que han sido elegidos veinte números de Guipúzcoa (pronuncia Gipuz-cóa) , entre ellos el tuyo, para hacerte partícipe de una oferta especialísima de la compañía. La gracia está en que si yo trabajo con el proveedor “X” ellos dicen llamar en su nombre, me indican el importe de mi última factura y los servicios que tengo contratados y me ofrecen reducir el monto facturado sustancialmente como un favor especial. Obviamente tú no te crees nada por principio -¿cómo creer a un hombre con esa voz tan… tan… sensual?- pero la cosa es que TIENEN LOS DATOS y comienzas a dudar… si no será tu día de suerte.

El ciudadano en cuestión no para de llamarte “DOÑA” y de hablarte como si hubierais desayunado juntos en la cama ese mismo día. Es gente asertiva -¡cuánto saben los que les adoctrinan!- agresiva en su oratoria pero sin ser ofensivos, no cejan en su empeño invitándote a que te dejes instalar “sin costo alguno” un nuevo router o lo que sea que quieran venderte, siempre –insisto- utilizando el nombre de tu proveedor habitual. Pero lo grave del caso no es que tú compres o no, sino que ellos ya dan por sentado que vas a aceptar la oferta-regalo que te están haciendo y excepto que digas, “oiga usted, ni se le ocurra mandarme a un técnico para que me instale nada ni aunque sea gratis”, te lo van a enviar, seguro. Porque un contrato verbal tiene valor y están grabando la conversación. Chúpate esa.

Es un timo perfectamente montado. La última técnica agresiva de marketing telefónico: entrar en tu hogar –y en tu corazoncito de señora mayor- con mentiras, utilizando la identidad del proveedor en quien tú has depositado la confianza. Al denunciarlo, me han explicado que no se puede hacer nada, que son gente que tiene acceso a las bases de datos de los operadores y las utilizan para vender su producto. Ante mi asombro (¿dónde está la Ley de Protección de Datos y cómo la aplica mi proveedor habitual para protegerme?), me indican que es “la competencia” y que tenga mucho cuidado y no me deje embaucar y que lamentan mucho informarme de que mis tarifas son las correctas y no hay ninguna nueva promoción de la que pueda beneficiarme.

En todo este lío he perdido media hora de mi vida y mi confianza en el ser humano ha vuelto a bajar dos enteros. El único consuelo que me queda es imaginar que mientras “Oswaldo” me está vendiendo la moto, a su señora esposa, “Walter” le esté contando otra milonga. Y que se deje.

En fin.

http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:
apartirdeloscincuenta@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario