viernes, 21 de marzo de 2014

Deberes para el fin de semana


Bueno, es una forma de hablar, que parece que soy “la seño” o “Sor Alqui” intentando fastidiar el tiempo de ocio, qué reminiscencias del colegio, con qué miedo llegaba el viernes, día de castigos por excelencia, en que no solamente corrías el riesgo de que te mandaran deberes extras por haber hablado en la fila o mascado chicle o no haber hecho las genuflexiones de rigor al ritmo de las demás durante la misa sino que también te exponías a que te castigaran sin poder asistir al cine de los domingos por la tarde o, peor todavía, tener que ir al colegio el sábado por la mañana a pegarte varias horas de “estudio” para que aprendieras. (a portarte bien)

Los “deberes” de ahora no son tal sino la oportunidad de que se quede el blog abierto y disponible para que quien quiera pueda contar sus cosas, sus historias, recuerdos, vivencias o nostalgias. Y para que el tema esté más o menos coordinado y no se vaya cada cual por los cerros de Úbeda –que somos muy dispersos-, pues está claro, propongo que rememoremos nuestros mejores y peores recuerdos de la época escolar. Los mejores y los peores, así podremos reír y llorar todos juntos (o casi juntos).

Servidora fue a colegio de monjas como estaba mandado –y bien visto- en aquella época (no diré a cuál no vaya a ser que me denuncien por libelo) y la mitad de los traumas que he ido almacenando a lo largo de mi existencia tienen su origen en los años en que mi pequeña persona estuvo a expensas de las monjas. Desde los cuatro hasta los catorce edad en que tuvieron a bien expulsarme y fui a parar con mis huesos y mis ideas locas al Instituto Femenino José Mª Usandizaga.

Los buenos recuerdos que tengo del colegio de monjas vienen de cuando mi padre me llevaba en moto –sin casco y faldas al aire- y mis compañeras me miraban admiradas. Coches, más bien había pocos y no se usaban para andar por la ciudad como ahora, sino para desplazamientos medios o largos. Buenos recuerdos, buenos recuerdos…mmm… ay dios que no me salen… más que los malos… ¿será posible? Ah sí, las amigas que hice, la pandilla de chicas, mi primera pelea tirándome de los pelos con las de la otra pandilla, el juego del brilé en el que nos desfogábamos como locas de todo lo constreñido…

Recuerdos malos tengo como para llenar veinte folios. El peor de todos, el miedo. Teníamos unos “carnets” mensuales con un cuadradito para cada día y si te portabas mal –mi especialidad- la monja inquisidora y justiciera se quitaba de la toca un alfiler con cabeza (negra) y pinchaba en el día adecuado. Si tenías más de 5 pinchazos, si tenías más de 10, si tenías 30… ¡la amenaza era de expulsión…! ¡Qué miedo pasé hasta que decidí que me daba lo mismo! Otra de las cosas que recuerdo con verdadera angustia era cuando llegaba el mes de mayo, el mes de las flores para el mundo, el mes de la Virgen para las monjas y se celebraba una procesión de todas las niñas por el jardín del colegio que luego salía al exterior para acabar en la Catedral donde asistíamos a una misa especial. El truco estaba en que cada niña portaba una flor según lo que indicara el dichoso “carnet”. Así la que no tenía ningún pinchazo tenía derecho a llevar un lirio –símbolo de pureza y perfección ¿? que obviamente suministraba la interfecta-, disminuyendo la supuesta hermosura de la flor conforme iba mermando la belleza interior de la criatura (calificación que las monjas hacían con una absoluta falta de consideración hacia la dignidad de la persona y pasando por alto las posibles consecuencias psicológicas de su actitud). Lirio, rosa blanca, cala, clavel y finalmente, flor menuda.

Durante años estuve con las últimas de la fila portando un ramilletillo de flor menuda (de esa que se usa para rellenar los ramos grandes de flores) que mi madre me compraba llena de rabia y fastidio contra la discriminación absurda y traumatizante que se llevaba a cabo en el colegio, pero por si acaso ahí me dejaba porque para las niñas de buena familia no había otra opción educativa en una ciudad como San Sebastián en los años 50-60. Así salí yo luego…

Pero no voy a contarlo todo yo… la pelota está en el tejado.

Feliz fin de semana.

http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50

LaAlquimista

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