viernes, 28 de marzo de 2014

Mi hedonismo particular

 
Ayer llegué a casa flotando en una nube, ahíta de placeres. No es habitual que en un jueves cualquiera –y menos de Marzo- concurran diversos hechos que lo configuren como un día especial y digno de ser recordado. La mañana se despertó limpia y con esta anticipada primavera que por efímera se vuelve intensa; una reunión creativa y prometedora se juntó con el desayuno lujoso de los días especiales (rebanadas de pan tostado con aceite de oliva virgen y un té Earl Grey) para depositarme a la hora del Angelus en un bar con jardín que mira a la bahía desde poniente. El Sol –al que cariñosamente siempre doy la espalda por cuestiones muy íntimas- estuvo acariciándome durante casi dos horas mientras mi espíritu volaba con las alas recién lavadas. La mente divagando y el calorcillo en el cuerpo me apuraron la mañana y caldearon la sonrisa.

Decidí saltarme la comida hogareña y seguir disfrutando de la insólita bonanza circundante, compré algo de fruta que alivió otros excesos gastronómicos y ya con el café a mano y un buen libro en el regazo, seguí confirmando que era un día feliz el que me había tocado en el sorteo –compensando algunas pequeñas debacles que a veces se me cuelan por los flancos desprotegidos del alma-.

Ya entrada la tarde me preparé con deleite anticipado para asistir al recital de poesía y música que se ofrecía en un Centro de Cultura de la ciudad. ¿Somos conscientes de cuántas actividades enriquecedoras para el espíritu se llevan a cabo en esta pequeña ciudad nuestra sin mediar pago alguno?

Vivir, otra vez y siempre, la poesía de Miguel Hernández de la mano de actrices y músicos con voces y manos mágicass al piano ha sido el remate de oro del día. ¡Qué regalo la poesía, qué ofrenda el sentir de estos chicos que se brindan con amor para deleite de quienes, sin nada que ofrecer a cambio, conteníamos la respiración mientras se desgranaban los poemas en la voz de los rapsodas como granos maduros, al humo de las velas, al murmullo de cantores, al embeleso del piano…!

Un encuentro poético hermoso y profundo, purificador incluso, palabras como agua de lluvia limpia que arrastra tantas penas, o quizás tan sólo una, la importante, la que oprime a cualquier corazón que siga latiendo por un sentir que se le escapa…

Un encuentro inesperado después, sonrisas que bailan y palabras que enlazan países lejanos, otra semilla plantada para la nueva primavera…

! Con qué poco podemos ser felices… y no nos damos ni cuenta! Al alcance de la mano, fuera de las rutinas, en esta ciudad hermosa acechan pequeños placeres que rebosan el alma…

Mi agradecimiento a quien lo ha hecho posible.

LaAlquimista

http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50

Por si alguien desea contactar:
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