lunes, 20 de enero de 2014

Demasiado tiempo libre




Andamos un poco revueltos los de mi quinta con el tema de las prejubilaciones, pues más que nunca ahora con el tema del socavón económico-productivo los cerebros pensantes de las empresas desayunan trabajosamente haciendo números, no para invertir o salir del atolladero, sino para ver a cuánta gente “mayor” pueden quitarse de encima. Y se da el caso de “proposiciones indecentes” verdaderamente difíciles de rehusar en lo económico.

Pero no todos los que bordean los sesenta están deseando dejar el mercado laboral y pasar a engrosar las filas de los “vigilantes de obras públicas” porque es precisamente el empleo racional del tiempo libre lo que aterra a quienes han pasado los últimos cuarenta años levantándose a las siete de la mañana para ir al tajo. ¿Demasiado tiempo libre…? ¡Demasiado tiempo libre!

Variantes insólitas, novedosas y satisfactorias para llenar ese saco de horas rapiñadas a las arcas de las prestaciones de capitalización hay unas cuantas. Normalmente piensa casi todo el mundo en leer más, pasear más, comenzar a viajar, aprender ahora los idiomas que había que haber aprendido antes, apuntarse a clases de disciplinas creativas, formar un grupo para tomar café o hacer de guardería infantil gratuita de los nietos.
Variantes todas estas que pueden ser ensalzadas, por lo de digno que tienen, o ironizadas ampliamente, allá cada cual.

Pero hay otra alternativa que, desgraciadamente, muy pocas personas tienen –tenemos- en cuenta y es la del empleo solidario del tiempo libre. En cada ciudad, en cada pueblo existe la posibilidad de apuntarse a un grupo social comunitario aportando una parte del tiempo libre y toda la buena voluntad posible. No me refiero al club de jubilados que hay en cada barrio, sino a organizaciones de más altas miras; aquellas que ofrecen un servicio generoso y gratuito a la comunidad por parte de personas que tienen “demasiado tiempo libre”. No quiero citarlas porque quien quiera compartirse solidariamente con los demás las va a encontrar con facilidad.

En mi opinión, es tan sólo este tipo de trabajo el que “realiza” al ser humano. Lo otro ha sido desde siempre el cuento chino para contentarnos mientras perseguíamos la zanahoria atados a la noria.

En fin.

LaAlquimista

Foto. C.Casado

http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50/

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