miércoles, 22 de enero de 2014

Los días tristes y grises


Ya están hechos todos los estudios sobre la influencia de los días nublados, donde el sol se escapa, tintados de ese color que sólo es bonito en los vestidos de Adolfo Domínguez, sobre el estado de ánimo de las personas. Hoy me apetece llevar la contraria y pensar que no tiene porqué ser, el de hoy, un día triste aunque sea gris.

¿Por qué tengo que deprimirme si el color del cielo no es como necesito? Los motivos para entristecerse se cuecen en la trastienda del alma, no hay que olvidarlo. Si soy feliz –moderadamente-, si mi vida está en orden, si siento que hay en mi interior la cantidad suficiente de paz…¿qué me importa a mí de qué lado sople el viento?

De la misma manera que no disfrutaré de un día hermoso y soleado si la tristeza encoge mi ánimo, no tengo porqué dejarme llevar por melancolías absurdas cuando el día esté gris o frío o lluvioso o, simplemente como hoy, deshojando copos de nieve en un quiero y no puedo alfombrar las calles.

Hace frío fuera y puede que haga frío también adentro, pero casi todos tenemos un buen abrigo y unos guantes y una bufanda (aunque sean del Todo a 100 -los accesorios, el abrigo mejor que sea de calidad-) para que no se nos escape el calorcito interior aunque los pensamientos se hayan vuelto un poco tristes y un poco grises… a pesar de las buenas intenciones.

En fin.



Foto: C.Casado

Por si alguien desea contactar:
apartirdeloscincuenta@gmail.com

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