jueves, 30 de enero de 2014

Sexo nada más


Mi amigo Koldo tiene 60 años, un divorcio y una hija a sus espaldas, y también algunas penas, como todos. En realidad no se llama Koldo, pero eso ya se suponía. No es que seamos íntimos de la muerte pero nos contamos nuestras cosas de vez en cuando, cotilleamos, nos damos la chapa con las vicisitudes que nos aquejan, hacemos unas risas y ponemos a parir al sistema; lo normal.

El divorcio le dejó tocado del ala, como a todos, y lo que más le importa en la vida es su joven hija; con respecto a las mujeres y una posible relación de pareja, ni harto de vino quiere verse enredado de nuevo, así que tomó la decisión de que cuando una mujer le gustara limitarse a tener con ella sexo nada más y no dejarse atrapar por la afectividad. Pero Koldo es un profesional independiente y las mujeres con las que le toca relacionarse no son de chichinabo, son mujeres cultivadas, educadas y con buen nivel y, para su desconcierto, no están por la labor de acostarse con él cuando a él le apetezca y aquí paz y después gloria.

Pero eso mi amigo Koldo no lo entiende, le trae por la calle de la amargura desde hace bastante tiempo. Yo, en mi irónica ingenuidad ,le aconsejé que pagara, que hay que ayudar a todos los gremios, pero tiene el chaval su puntito de orgullo y no quiere. Mas el problema está ahí, en su cabeza y en todo su cuerpo y yo, como amiga sin derecho a roce que soy, tengo que hacer de abogado del diablo.

¿Estamos atrapados ante la disyuntiva del compromiso o el sexo de pago? ¿Realmente las mujeres de hoy y aquí y ahora, de una edad comprendida entre los 50 y los 60 no están por la labor? Según Koldo, parece ser que no. Y, ojo, de feo no tiene nada, pero en su sinceridad va con la verdad por delante y, claro, le huyen como conejos.

Tener paciencia, saber esperar, dejar que la vida fluya, no andar buscando una mujer como el que va mirando al suelo por si se encuentra un billete de 10 euros, no obsesionarse, todos esos consejos –la única cosa que es gratis y nadie quiere- no le sirven de nada. Porque es un bicho raro, eso ya lo sabe él, que los divorciados de 60 años están deseando –en general- encontrar una buena mujer para vivir en compañía y tranquilitos y lo que él ofrece es sexo, nada más.

Lo tengo apuntado en mi agenda por si me pilla el Apocalipsis sin nada en la nevera.

En fin. Sin acritud y con cariño.

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