jueves, 15 de mayo de 2014

Encuentro inesperado en el bosque


No soy una gran deportista; de hecho, ni siquiera soy una deportista de tamaño medio, más bien tirando a pequeño –siempre he pensado que hacer deporte es muy cansado; sin embargo me gusta muchísimo andar, llevar a cabo caminatas de kilómetros dejando la mente en blanco o pensando en mis cosas –según me cuadre- y si esos paseos cuasi maratonianos los puedo llevar a cabo en un medio natural, agreste e incluso medio salvaje como es el bosque, soy feliz.


 
El bosque tiene todavía sus sorpresas –afortunadamente- y caminar por él, dejándose invadir por el aroma de los pinos, el frescor de los helechos, el olor de la madera recién cortada sigue siendo una experiencia primaria y perfecta. Las ardillas y demás roedores dejan su huella en los miles de piñones bien pelados y vaciados que alfombran el camino. La tierra fresca removida por los jabalíes en busca de su alimento –gusanos mayormente- junto a la impronta de sus pezuñas avisa de la presencia de este habitante del bosque. Aprender a distinguir los árboles contra cuya corteza los corzos frotan su pequeñas astas y ver sus pisadas recientes –ellos se escapan en cuanto ven a un humano, menudo instinto tienen- produce un pequeño estremecimiento de alegría. Y las aves en el lago; y los castores y las flores salvajes que crecen en las orillas del agua remansada. Todo ello conforma un deleite suspendido en el tiempo silencioso, mágico acaso.


 
A lo lejos viene un hombre caminando; por su paso decidido se ve que es un habitante del lugar, o por lo menos camina como si formara parte del paisaje; nuestros caminos van a cruzarse luego es de rigor detenerse y saludar. Es un hombre mayor y va mal calzado con botas de agua; con una gorra vieja y pantalón de mahón, se apoya en una rama que ha debido recoger por el camino. Viene andando desde el otro lado del lago donde su coche ha sufrido una avería y va en busca de ayuda al pueblo cercano donde conoce a varios vecinos ya que habita en la zona. Ante la pregunta de si no tiene un teléfono móvil para avisar a alguien nos mira con una sonrisa en los ojos y se encoge de hombros con una sonrisa infantil; y enseguida dice que no hace falta, que total, está “a un paso”, aunque viene caminando desde tres kilómetros atrás y le quedan otros dos por delante para llegar al primer lugar habitado. “Un paseo”- nos dice -, ya está acostumbrado pues lleva toda la vida caminando estos bosques, bueno, “toda la vida que ha vivido y la que le pueda quedar, que espera que sea mucha, a pesar de sus ochenta y cinco años”.


 
Es el momento de mirarle a los ojos, de fijarse en su rostro curtido pero sereno, en el cuerpo enjuto pero fibroso todavía, en las manos encallecidas, en su andar firme y tranquilo. Y su voz entera y su la sonrisa ancha. Ochenta y cinco años… sin trampa ni cartón, sano por fuera –y quién dudaría que también lo está por dentro-, con voz cantarina nos cuenta que es bretón y que tiene amigos vascos, que vive con su hijo mayor, la nuera y los nietos, que sale a pescar dos días a la semana y que cuida una pequeña parte del huerto familiar… y le acompañamos un trecho del camino, nosotros con nuestro equipo diseñado para largas caminatas por el bosque, él, con su natural adaptación al entorno.


 
Qué día tan bonito …

En fin.

http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50

LaAlquimista

Fotos: C.Casado

Por si alguien desea contactar:
apartirdeloscincuenta@gmail.com

2 comentarios:

  1. Una vez, me encontré en la zona de Aritxulegi, Arriba de Oiartzun , a un Señor de las mismas características de las que mencionas Cecilia., De esa edad , estaba junto a la carretera estrecha del lugar, y llevaba una cesta, con nansa larga, la clásica de ir a recoger hongos o setas.. Me encontraba por este lugar,.. por el mismo motivo que este Sr. ,... estaba recogiendo setas,, y conque nos las conozco bien,.. las del País Vasco, (Resido en Catalunya) me pare a preguntarla que clases de Setas tenia,.. y de paso le pregunte,.. si los que llevaba en mi cesta,… eran buenos.. He de confesar que los hongos me dan mucho respeto. hasta de recolectarlos,… si me sacas del clásico robellón y seis o siete especies mas, todos setas ya no me atrevo a coger ninguna otra espacie.. Mantuve una conversación muy amena con este Sr….. me dio toda clase de explicaciones, y como íbamos los dos en la misma dirección, ambos, nos acompañamos.. Mi sorpresa fue cuando vi. el coche que tenia este Sr. de edad avanzada.. Era un !.500 Seat,… de mas de 40 años de antigüedad, pero lo tenia conservado como se tiene un coche utilitario, nada de excepcionalidades de coche de época, era su utilitario habitual.. Cambie la conversación, de setas me pase a coches. le pregunte.. ¿de que año era.?. si tenia las marchas en el volante?, si la ventanita era triangular al igual de los cientos de Taxis de la época, etc ¿ y este SR.. Vió que mi interés era serio, por el coche y me dio toda clase de explicaciones,,, Me dijo que el coche era de hierro , ( la carrocería). no como los de ahora, que son de plástico.. que el motor era Pegaso , ( me levantaba el Capo, con orgullo, me explico todas las bienaventuranzas del coche, que tenia mas de 50 años y del cual El,…. estaba tan orgulloso. También me dijo ,, que sus hijos le aconsejaban que se lo cambiase,, Parecía, por su aspecto,.. de un poder adquisitivo grande,, pero el me decía que,.. el día que hagan los coches seguros,.. fuertes y manejables como el mil quinientos, SEAT. , solo entonces se lo cambiaría.. ...

    Quiero recordar el apego a lo funcional a lo practico, que tenia este SR. yo en ese tiempo, llevaba una furgoneta Nissan,,, nueva,, y este ejemplo o esta vivencia, me marco mucho,, ¿porque cambiar, si funciona,, Si mi teléfono no tiene internet, tampoco es táctil. y solo tiene "servicios para llamar y recibir, y con esos servicios ya estoy cumplido ,. ¿porque he de cambiar el teléfono.?. Porque he de cambiar el coche, si aunque es de años atrás funciona a la perfección? Por apariencias? Por el que diran? y Resulta que empiezo a mirar en casa, enseres que tengo, y abundan las joyas, pero todas funcionan. un minipiber. creo que se llama asi, de mas de 40 años me lo regalaron cuando me casé, por poner un ejemplo.. ,,, y así, de esta manera,.. se ha desarrollado mi pensamiento en la vida,, Me gusta las antigüedades,, y a mi mujer también,,, una vez le preguntaron cuantos años llevaba casada y respondió; mas de 38 años,…. el que preguntaba en plan de "coña" le dijo.. Habrá que cambiar el marido? y Montse mi mujer le respondio; es que me gustan las antigüedades.. después de tanto tiempo seria una lastima perder la antigüedad…. . jejejeje ... Y así llevamos mas de 45 años juntos,, No sabemos si nos queremos tanto,.. como el Sr. Mayor a su 1500 SEAT. pero si nos consta de que su pensamiento ante la vida,.. era o es, como el nuestro, funcional duradero y amoroso.. Al leer este Comentario tuyo Cecilia me ha venido este pensamiento a la cabeza,, No se cuando escribiste este comentario, pero para mi es muy actual… Saludos desde Barcelona Iñaki.

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  2. Iñaki

    Setas y hongos son diferentes. Las primeras pueden ser venenosas algunas. Los hongos son comestibles todos. Pero...¡qué decir del 1.500 que también tuvo mi padre durante años!
    Que le obligamos a cambiarlo por un Opel Kadett porque nos daba vergüenza andar en un coche "del siglo pasado".
    Así son las cosas, cambiamos por muchos motivos.
    Yo lo tiro todo cada varios años y vuelvo a empezar...¡ya ves qué diferentes somos todos! Como las setas y los hongos...jejeje
    Feliz día.

    Alki

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