Es curioso, ni siquiera me ha cambiado la letra en los últimos cuarenta años, sigue siendo “mi letra” inconfundible, ni más serena ahora ni más audaz antes: igual a sí misma, como si no hubiera pasado por ella –por encima de ella- la vida y su delirio. Cien páginas justas, ni una más ni una menos, de ideas con letra clara y pensamientos sin sombra alguna; ni dudas ni temores, toda una vida por delante.
“Pienso si algún día tendré que enfrentarme al gran monstruo que habita dentro del ser humano, si tendré fuerza suficiente para no dar la espalda al enemigo, si seré capaz de superar la cobardía que es inherente al hombre y sobre todo a la mujer”. (Mayo 1968) La fecha es pura casualidad; en aquel entonces- con quince años- me preocupaban más los rincones oscuros para besarse que las barricadas. Empezaba a leer a Sartre y a Camús y no me enteraba (todavía) de nada.
“Aunque me duela sé que escogeré el camino difícil, el que está lleno de piedras y silencio, el que te lleva a la orilla del río y te detiene ahí, sin posibilidad de cruzar al otro lado” Agosto 1968.- Está claro que acababa de leer “Siddartha”.
“No creo en la familia, ni en el municipio ni en la Patria. Estoy empezando a constatar que nos han contado un montón de mentiras.” Enero 1969.- La constatación me llega a los 16 años, la sospecha ya había calado antes. ¿Estaría leyendo “El capital”?
“El hombre de mi vida pasará por mi lado sin que me dé ni cuenta. Espero estar ocupada en cosas ” Agosto 1969 Premonición o maleficio se ha cumplido fielmente. (Influencia de la Beauvoir, fijo)
Después de un par de horas manchándome los dedos del polvo de las páginas del cuaderno, no he aguantado más y me he ido a visitar a mi madre y de paso a preguntarle si ya desde pequeña yo era una niña “rarita”. Vaya chapuza de guión que escribió alguien para mi vida…
En fin.
http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50
LaAlquimista
No hay comentarios:
Publicar un comentario